Optar por los productos ‘sin’ o beber más cantidad de agua diaria, no adelgaza. Igual que dejar de comer provoca ansiedad y no una disminución de kilos, o confundir los hidratos de carbono con la grasa para desterrar de la dieta el pan y sustituirlo por ensaladas con exceso de aceite de oliva, es una equivocación que se paga en la báscula. Son sólo algunos de los errores más habituales entre quienes, casi cada año se ponen manos a la obra para adelgazar de cara al verano.
La ‘Operación Biquini’ sin control médico es lo más parecido a poner todas las medidas para caer enfermo. Además, el efecto rebote de una dieta rápida puede provocar un incremento de peso. Más incluso que el que se tenía al inicio de la dieta. Por este motivo, los nutricionistas y los médicos de cabecera recomiendan un cambio de hábitos y un recorrido a medio o largo plazo para perder peso y, sobre todo, ganar en salud.
Las dietas restrictivas y discriminatorias conllevan falta de nutrientes y la apuesta por los alimentos ‘sin’ se confunde con una solución rápida y adecuada para bajar kilos en la báscula sin tener en cuenta que este concepto no existe en Nutrición. “Habría que sustituirlo por ‘bajo en’ siempre”.
Así lo apunta el nutricionista Francisco Moreno Baró que atiende consulta en Torrecárdenas y el Hospital Virgen del Mar y que está convencido de que no hay una solución de adelgazamiento efectiva que no pase por un cambio de hábitos, por modificar la actitud que uno tiene hacia la comida.
Cambio de mentalidad
“Incluso la cirugía de reducción de estómago resulta ineficaz sin un cambio de mentalidad”, avanza Moreno, que insiste en que una dieta sana debe ir acompañada del abandono de hábitos sedentarios. Es decir, que junto al hecho de comer adecuadamente, el paciente debe hacer ejercicio diario. Optar por las escaleras, no por el ascensor o por el paseo en lugar del coche son opciones más beneficiosas que la dieta radical.
Claro que detrás de este tipo de dietas “rápidas” y “milagrosas” se esconde una falta de cultura nutricional. Así lo ha constatado este especialista en nutrición en su misma consulta donde al preguntar a sus pacientes comprueba prácticamente a diario, la confusión generalizada entre hidratos de carbono y grasas.
“Son muchos los que piensan que la pasta o el pan, engorda mucho y lo sustituyen por frutas o ensaladas en las que la grasa del aceite de oliva contiene muchas más calorías que un trozo de pan”. La grasa, continúa, puede tener más del doble de calorías que unos hidratos de carbono, lo que pasa es que es una grasa buena en comparación con las grasas ‘trans’ y las que provocan el colesterol del malo. Por eso, son muchos quienes confunden conceptos y acaban pensando que el aceite de oliva, y más si es virgen 100%, no engorda. Sí lo hace.
El control médico es la diferencia entre una dieta eficaz y otra que, a medio plazo, no lo es. El principal problema de las dietas sin control es la carencia de nutrientes y de vitaminas. Se producen alteraciones en los neurotransmisores que acaban por provocar ansiedad y, si no se controla, acaban por producirse trastornos alimentarios.
Conocedores de estos trastornos y de otros como el efecto rebote, los médicos tratan no sólo de asesorar a los pacientes, sino de educarles en nutrición.
“Contagiar a los políticos”
“Si conseguimos que los niños aprendan buenos hábitos alimenticios y sean capaces de compaginarlos con una vida sana, ejercicio y deporte; tendremos adultos san
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