La provincia de Almería está llena de pueblos que por capricho del destino y la necesidad se han identificado con la actividad que allí se desarrolla desde tiempos de antaño. Macael tiene canteras de mármol, Níjar campos llenos de cultivos y Garrucha tiene la pesca, labores muy arraigadas y por las que goza de buena fama la tierra almeriense.
No obstante, no todas las localidades de Almería pudieron adjudicarse a lo largo de la historia una identidad cuya esencia emanara directamente de lo que daba tierra del Indalo, y cuando el hambre apretaba, las cosechas de la comarca de Los Vélez no eran suficientes, la gente de María tuvo que irse a buscar la vida fuera para que gracias al sudor, sangre y lágrimas su pueblo a día de hoy ostente el título de 'Municipio con más cosechadoras por habitante' de España.
"El hambre es muy malo", comienza diciendo Tomás Díaz, el propietario de una cosechadora de María. "En aquellos tiempos (refiriéndose a la primera mitad del siglo pasado) no había trabajo en María pero sí muchas bocas que alimentar. Mucha gente decidió salir fuera y se encontró con que se necesitaban segadores. Desde entonces, comenzaron a irse durante los veranos para trabajar en la campaña de la siega a Castilla y León, Castilla-La Mancha y por toda Andalucía", cuenta Díaz.
Sobra decir que en aquel momento la cosecha se recogía a mano, y si acaso, con la ayuda de una hoz. Y así trabajaron durante varias campañas los de María, desde la primera luz de la mañana hasta el ocaso, bajo un sol abrasador que bañaba los campos castellanos que quedaban tan lejanos a casa, hasta que las máquinas cosechadoras entraron al mercado español.
"Cuando vinieron las primeras máquinas cosechadoras empezaron a comprarlas, y así nos convertimos en una de las poblaciones pioneras en España, y lo más importante, lo hicimos sin ningún tipo de ayuda", narran Tomás Díaz y Antonio Cano, otro propietario de cosechadora. La bonanza que alcanzó María en aquellos tiempos permitió que sus gentes lograran reunir más de 100 cosechadoras en este municipio de Los Vélez.
Desde entonces, cada año en mayo, parte casi un centenar de cosechadoras desde María para recoger el cereal de casi todo el territorio nacional. "Primero segamos las cosechas de Sevilla, Córdoba y Cádiz, luego a medida que avanza el verano vamos subiendo hasta Castilla-La Mancha y llegamos hasta Castilla y León", explican los dos maquinistas de cosechadora.
Así pues, los de María hacen la maleta para tres meses, pues es el tiempo que pasarán sin ver a su familia. "Nos vamos con las maletas para tres meses, para trabajar lo máximo posible del sol a sol, es duro pero es nuestro trabajo, y este se reduce a la campaña de la siega", cuentan Díaz y Cano.
Fiesta
Y como las despedidas nunca son fáciles, no está demás hacer darles un toque de alegría. Por hecho, hace unos años se celebró la primera Fiesta de Despedida de las Cosechadoras a propuesta del alcalde José Antonio García, quien conmovido por la tradición y el duro trabajo que desempeñan los maquinistas consideró la celebración de una verbena en su honor como un bonito detalle.
Así pues, a mediados de mayo el pueblo se reúne en una gran fiesta para despedir a sus familiares y amigos. La celebración comienza con un gran desfile de cosechadoras, un grupo musical pone la banda sonora al evento, hay comida y bebida de sobra para todos gracias a la Asociación de Amas de Casa de María, y todo lo recaudado en barra se dona a la Asociación Contra el Cáncer. "Es un buen respiro para despedirse", concluyen Tomás Díaz y Antonio Cano.
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