Sin hacer apenas ruido, pero contribuyendo a solucionar uno de los problemas más acuciantes que sufren algunas personas migrantes en la provincia de Almería. Así han trabajado los jesuitas durante algo más de un año para poder alcanzar un hito que ya puede ver la luz pública: se ha logrado derribar uno de los asentamientos chabolistas de Níjar, el de Cañaveral. Y no a cualquier precio.
Tal y como narran desde el Servicio Jesuita a Migrantes de Almería (SJM), liderado por Daniel Izuzquiza, todo empezó en 2023. Había sido derribado hacía escasas semanas el asentamiento chabolista de El Walili, en un desalojo no exento de polémica: con presencia de la Guardia Civil, aquel desahucio se ejecutó sin ofrecer una solución habitacional razonable, digna y estable, teniendo que improvisar estancia temporal en un espacio en el Polígono Los Grillos. Poco después de aquello, el SJM de Almería empezó a trabajar en el asentamiento chabolista de Cañaveral, situado a menos de un kilómetro de Walili.
Los jesuitas empezaron ofreciendo clases de castellano a los habitantes de Cañaveral (algo más de una veintena) y otros migrantes residentes en cortijadas de alrededor. Así, empezó a fraguarse una relación entre el SJM y los habitantes de Cañaveral, procedentes de Senegal y de Gambia. Y de esa relación forjada miércoles a miércoles nació algo que desembocó en el objetivo final: el pasado 19 de julio, llegaron las excavadoras del Ayuntamiento de Níjar para derribar el asentamiento. Para entonces, ya no quedaba nadie allí.
No en vano, en este largo año de trabajo los jesuitas decidieron asumir la gestión de las 12 viviendas que la empresa social tuTECHÔ estaba construyendo en San Isidro. Uniendo ambos puntos, se planteó la posibilidad de reservar algunas de esas viviendas para que los habitantes de Cañaveral dejaran de sobrevivir en infraviviendas.
El problema
En la lucha contra el chabolismo hay muchos factores a tener en cuenta y demasiados actores, Y todos tienen que poner de su parte. Así, los jesuitas se hacían cargo de las viviendas, el Ayuntamiento de Níjar derribaba el asentamiento y los migrantes... Los migrantes también tuvieron que hacer algo. La principal dificultad que tenían que afrontar era la distancia: su nuevo hogar estaba en San Isidro, mientras que su trabajo estaba en Los Albaricoques, a unos 15 kilómetros de distancia, con la Serrata de por medio y sin conexión en transporte público.
"En un plato de la balanza, la vivienda; en el otro, el empleo. A pesar de los riesgos, incertidumbres y precariedades, los residentes han hecho una opción seria, y nada fácil, por las nuevas viviendas" cuentan hoy los jesuitas.
A partir de ahí, empezó el principio del fin: a principios de julio, fueron firmando los contratos de subarrendamiento con el SJM y fueron habitando sus nuevas viviendas. El viernes 19 de julio llegaron las excavadoras del Ayuntamiento de Níjar. Para entonces, Omar, Moustapha, Abdou y todos los demás estaban ya en su nuevo hogar.
"La historia continúa y comienza. Dejando atrás la indignidad de la infravivienda y la exclusión de los asentamientos, nos adentramos en una nueva etapa, apasionante, en camino hacia la inclusión, la ciudadanía, la vecindad y la convivencia", plantean desde el SJM a día de hoy.
Cómo son las casas (y cómo ayudar)
Tal y como explican desde el SJM, las doce viviendas de San Isidro son "viviendas de autonomía para personas adultas, acompañadas por el equipo de SJM-Almería. El tiempo de estancia previsto es de doce meses, periodo en el que se desarrollará un plan individualizado de manera que cada persona pueda elaborar, reforzar y desplegar su propio proyecto migratorio".
Y ahí es donde podemos entrar todos gracias a una recaudación de fondos que los jesuitas han organizado para proporcionar becas para la inserción social de las personas migrantes, como complemento a un programa que ofrece vivienda digna para erradicar el chabolismo. Publicada en la plataforma iHelp, este 'crowdfunding' social ya ha conseguido recaudar más de la mitad de su objetivo: han conseguido más de 6.400 euros de los 12.500 necesarios para ofrecer becas de 80 euros mensuales con los que desarrollar el proyecto personal de los trabajadores migrantes que ocupen las 85 plazas residenciales ofrecidas por los jesuitas (en las doce viviendas de autonomía y en una comunidad que está aún en desarrollo).
Según los datos del Servicio Jesuita a Migrantes de Almería (SJM), solo en Níjar unas 1.500 personas se ven forzadas a sobrevivir en los más de 40 asentamientos chabolistas del municipio. A este dato habría que sumarle el de varios miles más que viven en cortijos, casetas de invernaderos, garajes, habitaciones insalubres y otras formas de infravivienda que tanto Níjar, como la provincia de Almería como el propio SJM (además otras muchas ONG y fundaciones que trabajan en la zona) tienen por objetivo erradicar.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/3/provincia/277806/adios-al-asentamiento-de-chabolas-de-canaveral-y-hola-a-viviendas-de-alquiler