La policía nacional y la guardia civil llevó a cabo ayer miércoles y un día antes, el martes, una amplía redada en distintos municipios de la provincia para desmantelar una supuesta banda internacional dedicada al tráfico de vehículos de alta gama.
La operación especial sigue abierta, bajo secreto de sumario de un juzgado de instrucción de El Ejido, aunque este periódico ha podido saber que el martes se produjeron registros en ocho distintas viviendas, repartidas entre El Ejido, Roquetas y Vera.
Los detenidos, ciudadanos del Este de Europa, se dedicaban al robo, tráfico y manipulación de coches de lujo. En algunos de los garajes, en los que han intervenido los agentes, habrían encontrado distintas piezas de los vehículos ya desmontadas, destinadas después al tráfico ilegal.
La operación también iba dirigida al decomiso de droga. Guardia civil y policía judicial tienen previsto la próxima semana dar una rueda de prensa, incluso con imágenes, para detallar la dimensión de un golpe policial, que ha causado gran revuelo entre los vecinos de El Ejido.
No es la primera vez que en el municipio ejidense se produce una acción policial de estas características.
Hace dos años en el lago Victoria, en Almerimar, se detuvo a miembros de una banda de delincuentes de Lituania, dedicada también al tráfico de este tipo de vehículos.
El relato de los testigos
Una mujer, ataviada con pañuelo y bajo un atuendo árabe, llevaba todo el día del martes en una de las esquinas de la calle Almedina, en el barrio ejidense de la Loma. Una de las vecinas, viendo que la mujer estaba en estado y ante el solano que caía a primera hora de la tarde, se acercó a ofrecerle ayuda, y en ese momento se percató de que el supuesto embarazo era falso y era en realidad una mochila que escondía un policía secreto y no una señora árabe.
El falso agente esperó la llegada - hacia las 19,30 horas de la tarde - de un sospechoso, de origen lituano, que vivía con su pareja en alquiler desde hacía poco más de un mes en una casa de esta calle. Según los vecinos, el inmueble llevaba siendo vigilado durante cuatro días por un coche policial estacionado en una de las aceras.
En ese momento, cuatro vehículos hicieron su aparición para apoyar al agente secreto, disfrazado de mujer marroquí, y poder así detener al sospechoso.
El revuelo entre los vecinos fue mayúsculo. “Se identificaron con placas como policías y nos dijeron que nos metiésemos en casa”, dijo una de las vecinas que presenció los hechos. A diferencia de esta vivienda, hubo otras intervenidas por la mañana.
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