El jardín de 1.400m2 que conecta Almería con la Alhambra de Granada

En un rincón encantador de la Alpujarra Almeriense se encuentra un lugar que parece salido de un cuento: 'Villa María', un jardín-huerto que ha sobrevivido a las vicisitudes del tiempo y que brilla con su historia.

Reconocido en 2003 como de interés patrimonial de la provincia de Almería, este jardín es el único de su tipo que sigue activo y el más extenso de la provincia, abarcando más de 1.400 metros cuadrados de vegetación exuberante.

Entre sus plantas, destaca el arrayán morisco, una especie casi mítica que una vez adornó la Alhambra y que ahora solamente se encuentra aquí y en el Carmen de los Mártires en Granada. Pero eso no es todo; desde cualquier punto del pueblo, se pueden divisar el majestuoso ciprés y un imponente magnolio, allí durante más de 150 años, guardando secretos del paso del tiempo.

Los elementos arquitectónicos que adornan el jardín cuentan historias del pasado alpujarreño: acequias que susurran la importancia del agua, pérgolas y una ventana para el cortejo, todo ello conservado con esmero.

Este tesoro privado es cuidado por María Teresa Navarro, vecina de Canjáyar y profesora de Botánica y Fisiología Vegetal en la Universidad de Málaga, heredera de la propiedad familiar y que ha emprendido la misión de documentar su riqueza cultural y natural.

Lo ha hecho de la mano del historiador Joaquín Gaona y en su puesta en valor ya trabajan tanto el Ayuntamiento de Canjáyar como la Junta de Andalucía. La alcaldesa de la localidad, Antonia Urrutia, y el delegado de Cultura, Turismo y Deporte, Juan José Alonso, han visitado esta semana la propiedad y ambas administraciones se muestran dispuestas a hacer "todo lo posible para darle el valor que se merece y asegurar su continuidad".

“No quiero que se pierda como otros jardines han hecho”, confiesa María Teresa, preocupada por el futuro de este legado familiar que ha sido parte de su historia desde 1691. El jardín es más reciente y tiene más de 150 años, desde que lo creó María Sánchez, bisabuela de quien hoy se encarga de su cuidado para que Villa María siga siendo un símbolo vibrante de la identidad alpujarreña.