Berja

La tercera mujer más fuerte del mundo es madre, autónoma y de Almería

Esther Granero Luna queda tercera del mundo de culturismo y pone sus miras en ‘Mr. Universo’

Esther Granero Luna realiza uno de los ejercicios sobre el escenario.
Esther Granero Luna realiza uno de los ejercicios sobre el escenario. La Voz
Víctor Navarro
13:58 • 12 nov. 2024
Con 42 años, esta catalana, hija adoptiva de Berja, se ha convertido en la tercera mujer más fuerte del mundo en la categoría de culturismo ‘Miss. Bodybuilding’  tras subir al pódium en el campeonato mundial ICNA/ACN Galaxy Show celebrado el pasado sábado en Valencia.  La historia de Esther  Granero Luna de 42 años es una combinación de sacrificio, disciplina y pasión por el culturismo natural. No en vano, el año pasado alcanzó el quinto lugar a nivel mundial. Madre de dos hijos y trabajadora autónoma, estaDiosa” (como llama su entrenador, Emilio Cortés), se enfrentó a otras rivales internacionales, logrando un lugar en el Olimpo del culturismo femenino.

Inspirada por figuras legendarias de este deporte como el actor Arnold Schwarzenegger, Esther Granero comenzó a entrenar hace 11 años, “Siempre me ha llamado la atención un cuerpo tan sumamente desarrollado”. Lo que empezó como una rutina por cuidar su físico, derivó en una pasión que profesionalizó. “A los seis años de empezar a entrenar, sentí que estaba lista para competir y le pedí a mi entrenador que me guiara”. Emilio Cortés observó esta petición de manera escéptica dada la extrema dureza de esta vida. A pesar de ello, Esther se sentía físicamente fuerte, y sólo quería desafiar su poder psicológico. “Soy géminis y soy tozuda, pero quería saber si era capaz de soportar solo la ingesta de agua, soportar esta rutina con familia, con trabajo”.

El sacrificio y la injusticia del culturismo natural
Esther vive para el culturismo: su rutina de entrenamiento no conoce descanso, dedicando todos los días de la semana a mejorar su condición. Siempre ha enterando con hombres, buscando constantemente la plenitud. Pero no todo es el gimnasio: la dieta estricta, la falta de vida social y el enfoque en cada detalle de su preparación le exigen un nivel de disciplina que pocos comprenden.Sacrificas absolutamente todo.”, explica Esther, quien siempre lleva sus comidas preparadas, incluido a los bares y prioriza el entrenamiento sobre cualquier otra actividad.

Sin recurrir a sustancias químicas, alcanzar el volumen muscular que se requiere en su categoría es un esfuerzo titánico que demanda años de dedicación y trabajo constante. Aunque ama profundamente su disciplina, esta culturista siente una espina clavada respecto al trato que recibe el culturismo femenino. Esther explica que, a diferencia de las modalidades ‘Bikini’, ‘Figure’ o ‘Wellness’, las culturistas no pueden acceder al carnet de profesional debido a un requisito de participación: deben ser más de 10 competidoras en la tarima, algo que rara vez se cumple, ya que las atletas en esta categoría necesitan un año de descanso entre competiciones. “Nuestra categoría es la más sacrificada y somos muchas, pero por las necesidades de recuperación no podemos estar en tonos las competiciones. No es justo  este agravio no es justo”.

Sobre la tarima
Los momentos previos a una competición están llenos de ansiedad y nerviosismo. Esther describe cómo se prepara física y mentalmente antes de salir al escenario, evitando compararse con sus rivales, aunque inevitablemente surgen dudas y nervios. “Intento centrarme en mi entrenador y no mirar a nadie, hacerle caso y salir a darlo todo”, cuenta.
En la víspera de la competición, y cuando los miedos tienen una cita con los atletas, Esther lleva a cabo un ritual para relajarse, “me doy la primera capa de tinte antes de dormir. Ese momento en el que ves los músculos definidos es cuando empieza la verdadera emoción.” Para la virgitana, subirse a la tarima es una explosión de adrenalina: “He sido madre, y no he vivido nada tan intenso como esos 10 o 12 minutos sobre el escenario”.

El camino hasta la gloria nunca es fácil y Esther lo ha experimentado con entrenamiento y comentarios prejuiciosos, pero su trabajo ha dado sus frutos. “Estoy orgullosa de los cojones u ovarios que tengo y voy a ir a por más”. Con un compromiso absoluto, esta atleta se siente con fuerza para competir el año que viene en el ‘Mr. Universo’, la siguiente gran cita. “Sería increíble ganarlo”, dice mirando hacia el futuro. “El que sube a la tarima no puede dejarlo, por muchos años que pasen”.










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