La historia de las ‘Jornadas del toro bravo en la cocina’ de la
Terraza Carmona es la de un evento gastronómico que se ha convertido
en mucho más que eso. Sigue siendo, por supuesto, una cita
ineludible para los amantes de la mejor cocina, aunando con maestría
en cada edición la carne de toro con la cocina tradicional,
productos de la tierra y técnicas vanguardistas.
Sin embargo, con el
paso de los años la propuesta ha trascendido lo gastronómico hasta
convertirse en una cita social de obligada -y gustosa- asistencia
para cientos de personas no sólo de Vera y el Levante sino de toda
la provincia. Es lo que acaba de suceder en los salones del
Restaurante Terraza Carmona durante dos jornadas en las que se han
dado cita, en cada una de ellas, más de 200 personas, agotando las
reservas días antes de que dieran comienzo.
Tanto este jueves
como el viernes, sabores únicos -y sólo al alcance de los comensales
durante este evento en muchos de los casos- se han entremezclado con
reencuentros, abrazos y muchas sonrisas entre anécdotas compartidas.
Es lo que ha logrado crear la familia Carmona y, en cierto modo, es
un reflejo de sus virtudes. Una cocina excepcional y una sincera
amabilidad para con los asistentes que se contagia al resto de
comensales.
La cocina, eso sí,
mantiene su gran protagonismo gracias a los platos que aprovechan
prácticamente todas y cada una de las partes del toro bravo,
conjugándolo con arte (y sobre todo décadas de conocimientos
culinarios) con platos tan típicos como los gurullos.
Así, durante
estos dos días por las mesas de la Terraza Carmona han pasado platos
como, entre los aperitivos, un sorprendente tarrito
de berenjena asada con tomate raf, apio, nabo, aguja de eral
confitada, rúcula y lascas de foie; pimiento sweet
Palermo chocolate relleno de ensaladilla con redondo de toro en orza
y repollo al pimentón o
un ‘Molinete’ de lengua de añojo escabechada, pepino y brotes
tiernos sobre carpaccio de lomo y emulsión de ajo negro y AOVE, que
cautivó incluso a quienes nunca habían probado esta parte del
animal.
Entre los
principales, además de los mencionados gurullos con falda de toro de
lidia, alcachofas tiernas y tirabeque o un potaje almeriense de
verduras de otoño, legumbres y espaldilla de toro de lidia al hinojo
que dio paso el viernes a los deliciosos ‘Clarines y timbales’ de
rabo de toro estofado con hortalizas de raíz al aroma de trufas y
castañas.
Sabores que destacaron entre otros platos (contando ambos días se ofrecieron dieciséis propuestas diferentes) y que convencieron un año más a cientos de asistentes que han consolidado estas jornadas gastronómica como un acontecimiento gastronómico que trasciende incluso a sus sabores únicos. Que ya es decir.
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