Este pueblo de Almería llegó a tener casi 1.100 vecinos: hoy apenas tiene 50

Fue un municipio independiente hasta 1997 y alcanzó su época de mayor esplendor demográfico a mediados del siglo XX, cuando llegó a tener una población de casi 1.100 habitantes. Sin embargo, esos tiempos quedan ya muy lejanos en esta pintoresca localidad enclavada en la Alpujarra Almeriense, donde hoy en día el censo es de apenas 51 vecinos, un número que en invierno incluso se reduce aún más hasta menos de la veintena.

A comienzos del siglo XX, la cifra de habitantes de Darrícal se situaba en 941, contando los dos núcleos de población que conformaban el municipio: la localidad homónima y su pedanía Lucainena (no confundir con Lucainena de las Torres en la sierra de Los Filabres). Curiosamente, Lucainena contó con una población mayor que la capital municipal hasta cumplidos los dos tercios del siglo.

La época de mayor auge poblacional llegó entre 1930 y 1950, cuando Darrícal rozó los 1.100 habitantes entre sus dos localidades. Sin embargo, a partir de ahí comenzó su declive, que se vio acrecentado por las graves inundaciones de 1973 a causa de la crecida del río Adra. La posterior construcción del pantano de Benínar, que llevó a la expropiación forzosa de tierras, terminó de afectar profundamente a la demografía local.

Muchas familias se marcharon, principalmente hacia El Ejido u otros puntos del Poniente Almeriense, pero también hacia regiones como Cataluña e incluso a otros países europeos como Alemania. Finalmente, Darrícal dejó de existir como municipio independiente y se integró en Alcolea. Aunque en algunos momentos fue catalogado como “pueblo fantasma” debido a la escasez de habitantes, esta calificación no refleja completamente la realidad.

Hoy en día, Darrícal conserva su esencia histórica, destacando la iglesia del Santo Ángel Custodio, un edificio del siglo XVI que fue restaurado a comienzos del siglo XXI gracias al Ayuntamiento de Alcolea, la Asociación Cultural Hijos de Darrícal y el esfuerzo de los vecinos. Junto con las casas tradicionales y los paisajes que lo rodean, continúa siendo un testimonio de la rica historia de este rincón de la Alpujarra Almeriense.