Javier Pajarón
21:05 • 11 jul. 2012
Jesús Martínez Abad, magistrado de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería, ha condenado a cuatro años y tres meses de prisión a Francisco Miguel J. C., un joven de La Cañada de San Urbano acusado de degollar al padre de su ex novia, Felipe J. G. F. de 52 años, en julio de 2010.
El juez impone la mayor pena posible tras el veredicto del jurado popular que la semana pasada consideró los hechos constitutivos de “un delito de lesiones con resultado de muerte” y no un asesinato, como solicitaban el Ministerio Fiscal y la acusación particular.
Según la sentencia, a la que ha tenido acceso La Voz de Almería, la Audiencia Provincial condena también a Francisco Miguel J. C. a pagar 160.000 euros en indemnizaciones a los dos hijos y la madre de la víctima, e impone además una orden de alejamiento y la prohibición de comunicaciones durante nueve años y tres meses.
La sentencia desarrolla jurídicamente los aspectos principales del veredicto, no exento de controversia. El jurado considera que existió una discusión previa entre ambos en la puerta de la vivienda, en la calle Cartagena, muy cerca del Paseo Marítimo de Almería. Además, estima que el joven tenía “miedo” de su ex suegro, quería recoger algunos enseres que tenía en el piso y, más importante, no tenía intención de matar sino de herir. “Francisco Miguel J. C. quiso lesionar a Felipe J. G. F. pero no tuvo intención de matarlo, produciéndose un resultado más grave del deseado por él”, dice textualmente la sentencia.
Por tanto, con estos hechos probados, el asesinato quedó descartado y el jurado acogió la versión de la defensa, representada por el letrado Juan Marfil, de unas lesiones con resultado de muerte. Considerada la atenuante de confesión, la pena más elevada posible eran 4 años y 3 meses.
Recursos
No obstante, la sentencia todavía no es firme y pasará presumiblemente por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) primero y por el Tribunal Supremo (TS) después. Arturo Samper, letrado de la familia de Felipe J. G. F. personado como acusación particular, confirma su intención de apelar la resolución. “Vamos a recurrir la sentencia porque entendemos que hay contradicciones en los hechos probados”, asegura.
La acusación considera errónea la apreciación del jurado sobre el ánimo de lesionar porque, si fuera así, “no habría golpeado con el cuchillo en una zona vital como el cuello y con esa fuerza”. No obstante, Arturo Samper valora positivamente que el juez Jesús Martínez Abad haya impuesto la mayor pena posible en este escenario y que haya impuesto las responsabilidades civiles que solicitaron, aunque teme que, como en muchos otros casos, no se paguen finalmente las indemnizaciones.
El juez impone la mayor pena posible tras el veredicto del jurado popular que la semana pasada consideró los hechos constitutivos de “un delito de lesiones con resultado de muerte” y no un asesinato, como solicitaban el Ministerio Fiscal y la acusación particular.
Según la sentencia, a la que ha tenido acceso La Voz de Almería, la Audiencia Provincial condena también a Francisco Miguel J. C. a pagar 160.000 euros en indemnizaciones a los dos hijos y la madre de la víctima, e impone además una orden de alejamiento y la prohibición de comunicaciones durante nueve años y tres meses.
La sentencia desarrolla jurídicamente los aspectos principales del veredicto, no exento de controversia. El jurado considera que existió una discusión previa entre ambos en la puerta de la vivienda, en la calle Cartagena, muy cerca del Paseo Marítimo de Almería. Además, estima que el joven tenía “miedo” de su ex suegro, quería recoger algunos enseres que tenía en el piso y, más importante, no tenía intención de matar sino de herir. “Francisco Miguel J. C. quiso lesionar a Felipe J. G. F. pero no tuvo intención de matarlo, produciéndose un resultado más grave del deseado por él”, dice textualmente la sentencia.
Por tanto, con estos hechos probados, el asesinato quedó descartado y el jurado acogió la versión de la defensa, representada por el letrado Juan Marfil, de unas lesiones con resultado de muerte. Considerada la atenuante de confesión, la pena más elevada posible eran 4 años y 3 meses.
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No obstante, la sentencia todavía no es firme y pasará presumiblemente por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) primero y por el Tribunal Supremo (TS) después. Arturo Samper, letrado de la familia de Felipe J. G. F. personado como acusación particular, confirma su intención de apelar la resolución. “Vamos a recurrir la sentencia porque entendemos que hay contradicciones en los hechos probados”, asegura.
La acusación considera errónea la apreciación del jurado sobre el ánimo de lesionar porque, si fuera así, “no habría golpeado con el cuchillo en una zona vital como el cuello y con esa fuerza”. No obstante, Arturo Samper valora positivamente que el juez Jesús Martínez Abad haya impuesto la mayor pena posible en este escenario y que haya impuesto las responsabilidades civiles que solicitaron, aunque teme que, como en muchos otros casos, no se paguen finalmente las indemnizaciones.
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