No hay una estadística que lo registre, pero Clubrural, una organización dedicada a analizar la situación en los pueblos, señala que varios cientos de familias almerienses han regresado en estos dos o tres últimos años a sus localidades de origen, en muchos casos impulsados por el desempleo y la crisis económica.
Alcaldes de la cuenca del Andarax, de Los Filabres o de la Alpujarra reconocen que estos retornados lo hacen buscando un refugio que les permita salir adelante con menos dinero que el que necesitarían para seguir viviendo en las ciudades o en las zonas costeras, por lo general más caras que los pueblos.
Francisco Alonso, alcalde de Canjáyar, explica que la mayoría no regresan con la intención de quedarse para siempre, “sino como una forma de ahorrar porque se alojan en viviendas que son de la familia, algunas que incluso estaban cerradas, y hacen trabajillos en el campo”. “Si la situación mejora -añade Alonso- probablemente se irán”.
Por el momento se contentan con un alojamiento y algo de comida para seguir viviendo. El alcalde de Alcolea sostiene que no han sido muchos los que han regresado para vivir en el pueblo, “sin embargo lo que si estamos teniendo son muchos nativos de aquí que llevaban tiempo sin volver y ahora lo hacen por vacaciones, porque aquí están a gusto y ahorran en vez de gastar en viajes por otras zonas”.
Desde Velefique su alcalde, Rafael García, dice que tienen una buena acogida en el pueblo “porque son gente que lo está pasando muy mal con esta crisis”.
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