Los Batlles repartidos por el mundo se reúnen por primera vez en Almería

Hasta de París, desde donde proviene Paula Batlles, llegaron ayer a Almería más de cincuenta personas que conservan el apellido Batlles, en el tercer encuentro que se celebra en España, el primero en Almeria.  Se desplazaron además desde A Coruña, Castellón, Alicante, Murcia, Valencia, Granada y otros puntos del país. Incluso, un miembro del linaje en Taiwán ha enviado videos.
La idea partió de dos Batlles, por supuesto, en concreto de Sebastián y Carlos, hermanos valencianos. Ellos se preguntaron por su bisabuelo y tirando de él se remontaron hasta Moiá, localidad de Barcelona.  “Hubo tres dispersiones importantes, la primera desde Cataluña, luego desde Valencia”, desde donde llegó a Almería el primer Batlles, que lo hizo en Huércal-Overa a mediados del siglo XIX. “Suponemos que vino atraído por la minería”, afirma Sebastián.
Y a finales del siglo XIX se trasladaron a la ciudad, donde se hicieron famosos en distintas esferas de la vida social, desde la empresa hasta la política o medicina. Jesús, Francisco y Pepe Batlles son tres de los siete hermanos almerienses de la capital. El primero confirma que su padre les transmitió esta conexión con el levante de la provincia.  Tras Valencia, Almería congrega la mayor concentración Batlles de España. Este encuentro no es cualquier cosa, tiene un programa de actividades digno de cualquier congreso profesional, jalonado por conferencias, conciertos y visitas culturales. Todo en la sala cultural Juan Goytisolo del Puerto.  Anna María Molera, historiadora  de Moiá, abrió la tarde con una conferencia sobre el origen y evolución del apellido Batlles. El papel de esta bibliotecaria jubilada fue fundamental para viajar hacia atrás en el tiempo, hasta 1476 cuando Pere Batlles llegó a Moiá desde Angostrina (Francia). Molera disertó sobre las distintas grafías y pronunciaciones del apellido.
El tercer encuentro de familias Batlles continuará hoy, con protagonismo almeriense. A las una y media se clausurará el encuentro y tras la comida se hará una visita a La Alcazaba bajo la cual un Batlles hizo el Mesón Gitano en los años 60. Los Batlles volverán a repartirse por el mundo hasta la próxima reunión.