En Almería, su nombre es sinónimo de medicina. Hijo y nieto de médicos, Luis Castillo Mesa sigue plenamente activo como cirujano a sus 70 años. Ejerce en el Hospital Virgen del Mar, clínica privada que fundó con su padre, Cristóbal Castillo, y que abrió sus puertas en la céntrica plaza del mismo nombre. Hospital que después amplió en el complejo sanitario de la carretera del Mamí. Un espacio este último que, en plena crisis, acaba de ampliar con un ala nueva que se inaugurará en febrero próximo.
Entiendo que lo suyo es vocacional.
Sí, sí. (Se ríe) Antes, además, se hacía mucho caso a lo que decían los padres. Estudié en Granada e hice la residencia de Cirugía y Aparato Digestivo en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Estando allí, mi padre me propuso volver a Almería. Accedí, pero siempre que mejoráramos el sanatorio que él había abierto. Y así lo hicimos.
Construyeron el Hospital Virgen del Mar. ¿Qué ofrecía?
En 1973 abrimos el edificio y sí que fue sinónimo de adelanto. Allí estuvo la primera UVI y también el primer ecógrafo y el primer TAC de Almería. Contaba con unos quirófanos con esterilización moderna. La verdad es que se modernizó todo lo que se pudo.
Y con la misma máxima se abriría después el Hospital Virgen del Mar, ahora ampliado.
Sí. La clínica del centro se quedaba pequeña, Almería crecía y propusimos este nuevo edificio. Una construcción ideada por médicos, no por arquitectos. Eso se nota y ha funcionado muy bien. De hecho su gestión es buena y no sólo económicamente hablando, también su gestión asistencial es buena.
Así lo atestiguan los más de 150.000 pacientes que pasan por la clínica al año, ¿qué les ofrecerá la ampliación?
La sanidad privada pasa, como todo, por un momento difícil, la verdad. Nuestro centro no ha despedido a nadie y lo cierto es que la ampliación se ha hecho posible gracias al apoyo de los nuevos inversores. De todos modos, la ampliación no es algo de ahora, sino que ya estaba aprobada antes del inicio de la crisis. La máxima de quienes aquí trabajamos es la calidad asistencial.
¿Hay, a pesar de la crisis, espacio para costear una sanidad privada?
La situación es difícil y no son pocas las clínicas privadas que han tenido que ir cerrando o han pasado de unas manos a otras. Lo que sí se puede decir del Hospital Virgen del Mar es que hay pocos centros privados, no ya en Almería, sino en España, que puedan estar hoy tan bien organizados como éste. Su gestión, como le decía, es buena. Y no sólo económicamente, también asistencialmente, que es lo que les importa a nuestros usuarios.
Póngame un ejemplo.
Mire, tecnológicamente está muy bien dotado. Y Almería, en este sentido, no tiene qué envidiar a otras capitales de provincia, por este motivo. Y los profesionales que aquí trabajan son, además, de lo mejor.
En el edificio de la plaza Virgen del Mar, ¿queda alguna consulta?
Muy pocas, ya. La verdad es que se ha ido trasladando todo a este hospital (el de la carretera del Mamí) y tiene ya los días contados como clínica.
¿No le da pena?
Mucha. Ha sido un proyecto personal y familiar, pero los tiempos cambian.
Sí ha logrado que se mantenga como un edificio
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