Los puentes navideños propician mayor ocupación y durante más días

La noche de fin de año sigue siendo la estrella en cuanto a las preferencias de los que gustan de hacer turismo rural, permitiendo que se logren porcentajes superiores al 80 por ciento en la ocupación de los alojamientos de este tipo. Pero las cosas están cambiando y, cada vez más, hay personas que deciden pasar Nochebuena, e incluso Reyes, en medio de la naturaleza o en un pequeño pueblo al estilo más tradicional.

Pero este año, además, las tres fechas más importantes han caído de forma que ha habido puentes, lo que ha propiciado que los turistas hayan estado más días.

Según explica Klaus Ehrlich, presidente de la Federación europea de Turismo Rural, “la crisis se ha notado y los alojamientos se han llenado a última hora, sobre todo para Nochevieja y Reyes. Pero lo interesante este año es que la ocupación ha estado más repartida por los puentes que ha habido”.

Así, durante los días de la semana, la ocupación se ha movido entre el 40 y 60 por ciento. Esto ha supuesto un cambio importante respecto a lo que ocurría hace diez o quince años “cuando solo era Nochevieja la fecha en al que los alojamientos se llenaban”, explica Ehrlich.

Hábitos nuevos
Los cambios en los hábitos de los turistas rurales se van modificando poco a poco y después de años de promoción. Ahora, no solo son grupos numerosos de jóvenes que ocupan una casa para pasar fin de año, ahora hay familias que quieren una Navidad diferente y “la competencia de Papá Noel y que lso regalos se den en Navidad hace que también la semana de Reyes sea unas fechas en las que muchas familias aprovechan las vacaciones de los niños para irse a un alojamiento rural”.

Todo esto supone, sobre todo, “mayor tranquilidad para el propietario que no tiene la demanda tan concentrada y, también, para los usuarios”.

Es decir, el perfil del turista rural ya no está tan claro “ahora el segmento de mercado ha cambiado y es más abierto, más variado”, lo que ha hecho que este año el resultado haya sido algo mejor que el del pasado, concluye Klaus Ehrlich.