Gema Cuerda planta cara a Jonathan Moya, el presunto asesino de su hija. La madre de la pequeña Míriam, residente en La Palma del Condado (Huelva), llega hoy a la capital para declarar en el Juzgado de Instrucción número Dos de Almería y ofrecer su versión sobre el secuestro y asesinato de la bebé en Fiñana en diciembre de 2012.
“Yo voy a contar la verdad, por lo que no tengo ningún miedo, yo lo único que quiero es que se haga justicia”, explica en declaraciones exclusivas. “No me preocupa lo que él haya declarado ante el juez sobre mí”, añade.
El magistrado Jesús Miguel Hernández citó a declarar a Cuerda apenas una semana después de interrogar a Jonathan Moya y a Raúl Ríos, presunto encubridor del crimen. Durante la testifical, Moya acusó a la mujer de participar de un plan para vender a la menor y tener “conocimiento de los hechos”, según declaró el letrado José Ramón Cantalejo a las puertas de los juzgados.
Su versión
Por su parte, Antonio Revuelta, abogado de la madre, señaló que esta versión “es fruto de una mente perversa y es una auténtica barbaridad sin base alguna, cero”. A este indignación se suma ayer la propia Gema Cuerda. “De un tipo como éste te puedes esperar cualquier cosa”, afirma.
Según la versión oficial emanada de la investigación de la Guardia Civil, ambos se conocieron por Internet y entablaron una relación sentimental. El presunto asesino conoció a la familia en Huelva y a final del pasado año Gema Cuerda y su pequeña de 16 meses devolvieron la visita. Durante un trayecto por una vía cercana a Alboloduy, Jonathan Moya simuló una avería en su vehículo, dejó a la mujer tirada en la cuneta y secuestró a la bebé.
La Policía Judicial arrestó al principal sospechoso tras una semana de intensa búsqueda en zonas rurales entre Fiñana, Abrucena y Gérgal. Cuando los agentes localizaron al joven de 25 años la niña ya no estaba con él. Sus restos mortales yacían en el fondo de una balsa de riego en un cortijo a la entrada de Fiñana.
Jonathan Moya aseguró inicialmente que la niña “se le había muerto”. En realidad, tenía signos de asfixia y un golpe en la cabeza. El presunto asesino ingresó en prisión por orden del Juzgado número Tres de Almería (entonces de guardia) y posteriormente fue trasladado a la cárcel de Albolote (Granada) por motivos de seguridad. La semana pasada declaró nuevamente ante el magistrado y cambió su versión. Según el nuevo relato, dos peligrosos mafiosos querían hacerse con una niña pequeña y ocultó sus nombres durante cuatro meses por miedo. Sin embargo, no consta ningún arresto de la Guardia Civil por ello.
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