Sin que por el momento llegue a ser lo que era, el mercado inmobiliario enfocado al turismo residencial y a la compra de una segunda vivienda en dos de las comarcas que más se beneficiaron del ‘boom’ de la pasada década, muestra signos evidentes de estar cambiando.
Sobre todo a la hora de hablar del lugar de procedencia de quienes más interesados se muestran en este momento por adquirir una vivienda tanto en el Valle del Almanzora como en el Levante Almeriense. Tras la llegada masiva de británicos durante los años de la burbuja inmobiliaria, ahora es el turno de los belgas. Aunque estos no son los únicos interesados en hacerse con una casa en nuestra costa o en el interior.
Cristina González, socia del grupo inmobiliario K7 de Mojácar, confiesa que está notando la llegada de “muchos clientes belgas por esta zona”, aunque también se está produciendo “un incremento del mercado francés, que se anima más a invertir ahora en la costa”. Las razones por las que los habitantes del país vecino están comenzando a fijar su atención en nuestra costa, además de las obvias relacionadas con el turismo de sol y playa, tienen su base en la actualidad económica y fiscal de la nación gala. “Supongo que su llegada se debe a la situación política en Francia. Se quejan de las medidas fiscales que se están tomando en su país y buscan mejor calidad de vida y un sitio donde su poder adquisitivo no se vea tan afectado por las medidas fiscales”, explica González.
Escandinavos y rusos
La lista de interesados en adquirir una casa en el interior de la provincia así como en la costa ofrecida por Pedro María Soto, gerente de Almeria Estates y Procosona, no varía mucho de lo afirmado por una de las responsables de K7. Soto recuerda que años atrás “el 85% de los compradores eran ingleses. Ahora se ha reducido mucho este tipo de clientes. Se nota más la presencia de belgas, escandinavos, rusos… Pero el belga es mayoritario. Le siguen franceses, escandinavos y rusos”.
En cuanto al perfil de los clientes belgas, el gerente de Almería Estates no duda en afirmar que su poder adquisitivo “es mayor. Es un público de clase media-alta y que pide una calidad de la construcción mayor tanto en la costa como en el interior, aunque prefieren la costa porque los precios han bajado mucho y ahora son muy asequibles”. Y este factor (la reducción del precio de estas viviendas) es lo que paradójicamente, en medio de una de las crisis económicas más duras que ha vivido España en las últimas décadas, ha provocado que la compra por parte de clientes de nacionalidad española también haya aumentado.
Cristina González explica este hecho remontándose a los altos precios del ‘boom’ inmobiliario. “Desde que empezó a notarse más la crisis, aunque parezca contradictorio, trabajamos con más españoles incluso que ingleses”, ya que en plena burbuja inmobiliaria muchos españoles “ no podían alcanzar a comprarse una vivienda en Mojácar”. Sin embargo, la realidad es que los número están lejos de igualar a aquellos de años atrás y los profesionales de este sector piden la implicación de las administraciones públicas para volver a relanzar este sector, que ha sido el motor económico de numerosos municipios de estas dos comarcas.
En esencia, sus peticiones se centran en dos factores. Volver a aplicar ventajas fiscales como la reducción del IVA al 4% y dar una solución inmediata al problema urbanístico que sufre sobre todo el Almanzora. Mientras tanto, ya hay quien comienza a chapurrear el francés y el flamenco. Por lo que pueda venir.
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