Repartidores y trabajadores de Correos en Almería en general se concentraron ayer de forma espontánea en las puertas de sus centros de trabajo para manifestar su repulsa por el apuñalamiento de una compañera de reparto en Sevilla.
La mujer herida, de unos 30 años de edad, fue intervenida de urgencia y su pronóstico es grave, tras haber sido atacada el pasado miércoles en el cuello con un cuchillo por un vecino al que entregaba un paquete postal en la capital hispalense.
Aunque hace dos años hubo dos agresiones a repartidores en la capital, la situación de la profesión en Almería no ha llegado afortunadamente a tal nivel de violencia como la exhibida en el suceso de Sevilla. Pero el ataque sí ha puesto en evidencia otras dificultades e incluso riesgos, que no llevan aparejados niveles de protección y respaldo jurídico por parte de la empresa. “Nosotros llevamos los embargos y si nos agreden la empresa no nos protege ni nos pone asistencia jurídica”, declara a LA VOZ Francisco Sabio, de la sección de Correos de USO. “No te ponen asistencia jurídica si te ataca un perro pero no te muerde, te tira de la moto por ejemplo”, matiza este representante sindical. Es en estos casos, en los que los sindicatos salen en apoyo de sus afiliados, tanto USO como otras centrales como CSIF, que en el caso de Sevilla ha pedido a Correos que se persone en el caso como acusación particular, “dada la gravedad de la agresión y dada la inseguridad que los funcionarios de Correos viven a diario".
Carencias Además de las situaciones violentas, los repartidores rurales de Correos afrontan otras dificultades. El reparto por los pueblos se realiza en gran parte en sus vehículos propios, llenos de cartas y paquetería, que tienen el consabido desgaste por los caminos más difíciles.
La carencia de buzones es otra de los problemas con los que se enfrentan los carteros en las distintas comarcas. “No los hay y Correos tampoco exige a los ayuntamientos que pongan los buzones concentrados y que reparen los deteriorados en las comunidades”.
Los carteros rurales tienen estos días trabajo extra para repartir a tiempo las tarjetas del censo electoral de cara a las europeas. A este trabajo añadido, hay que añadir otros problemas regulares: la carencia de personas y contratación de eventuales que no conocen vecinos en pedanías; los ayuntamientos que cambian los nombres de las calles y no avisan e incluso buzones colgados de un pino.... pero de todo ello, el buzón dentro de un chalé con un perro agresivo es el peor. Si te muerde la mano, la culpa es del cartero.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/3/provincia/60099/cartero-rural-un-oficio-con-dificultades