Roquetas de Mar

La Virgen que se ‘salvó’ en Argelia y vive en La Gloria

Joaquín y Carmen Roca la trajeron del país africano y guardaron en su casa durante décadas

Juan, el nieto de los ‘salvadores’, con el sacerdote Ramón Garrido y el alcalde, el domingo.
Juan, el nieto de los ‘salvadores’, con el sacerdote Ramón Garrido y el alcalde, el domingo.
Marta Rubí
21:45 • 15 sept. 2015

Juan Marcos Leal (Jean Marc Leal) pasea orgulloso por las calles de la barriada roquetera de La Gloria en la noche del domingo. Es el día en el que la Virgen de Lourdes sale en procesión arropada por los vecinos del barrio. “¡Mirad, es el nieto de Carmen!” No cesan los saludos y reencuentros. Juan Marcos vive en Lyon, pero intenta no perderse la procesión ningún año. Al fin y al cabo, es la Virgen de su familia, y sigue siéndolo.

Fueron sus abuelos, Joaquín y Carmen, de procedencia espalola, quienes trajeron la imagen hasta el municipio. “Ellos vivían en Argelia en los años 60, cuando se proclamó la independencia de hasta entonces la colonia francesa”, rememora Juan Marcos en un perfecto castellano con acento galo. “La Virgen estaba en una iglesia cerca de su casa en Argelia. Tras la independencia, los autóctonos planeaban tirarla al mar, por lo que fueron una noche a escondidas y la ‘salvaron’”, continúa explicando.

El matrimonio salió de Argelia y recaló en Roquetas de Mar. En concreto, en el barrio de La Gloria. Y con ellos, la imponente imagen de la Virgen francesa. “Nunca le faltaron flores, la cuidaron e incluso la restauraron en varias ocasiones. Aunque no es fácil mantener una talla de estas proporciones”.

Pronto creció la devoción del barrio a la imagen que vivía en una casa de La Gloria. Iban a verla, a pedirle cosas, verla, a pedirle cosas, y, al igual que Nuestra Señora de Lourdes, el matrimonio llegado del otro lado del mar hizo de Roquetas su nueva patria.

No es extraño que, cuando Carmen y Joaquín faltaron y sus descendientes quisieron llevarse la imagen religiosa a Lyon, donde aún residen, los vecinos de La Gloria se los impidieran. “Fue en el año 2003, ya para entonces la Virgen había empezado a salir en procesión en las fiestas del barrio”, relata el nieto.

La familia, consciente del fervor que despertaba, decidió dejarla. “Se le construyó una ermita en la casa de una vecina, y allí continúa hoy, también siempre rodeada de flores, como hacía mi abuela”, sonríe Juan Marcos, antes de enseñar unas fotografías de sus abuelos, los ‘salvadores’ de la Virgen de Lourdes.

Nuestra Señora de Lourdes ‘vigila’ desde entonces la carretera N-340, actual Avenida Carlos III, desde su ermita particular, junto a la farmacia y la parada de autobús de la confluencia con la Avenida Juan de Austria. “Es aquí donde cumple el sentido para el que se hizo la Virgen, el mismo que hizo en la iglesia de Argelia y, durante cuatro décadas, en casa de mi familia. Es aquí donde debe estar porque ya es propiedad de todos”, mantieneJuan Marcos.

Al verla pasear por las calles del barrio, rodeada de sus vecinos, no puede más que emocionarse. “Me enorgullece ver cómo la gente la quiere tanto, pienso en mis abuelos y en lo que ha sido para ellos. Por eso intento no perderme este momento ningún año”.




La ermita que ‘vigila’ la Avenida Carlos III
Muchos son los vehículos que pasan a diario por delante de la pequeña ermita donde, desde el año 2003, la Virgen de Lourdes ampara a la barriada roquetera de La Gloria. En plena Avenida Carlos III, arteria que comunica Aguadulce con El Parador, junto a la parada de autobús y la Avenida Juan de Austria, una pequeña ermita sirve de refugio para esta imagen que llegó del norte de África, para quedarse.










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