Supongo que visitar un medio de comunicación del Poniente te traerá muchos recuerdos.
Llegué a esta comarca hace 20 años y me he formado aquí. Estudié interpretación y aquí descubrí un mundo con el que me sentía a gusto: hacer televisión local. Esta experiencia me enriqueció mucho y me ha permitido hacer otras cosas en televisión a otro nivel.
Viviste en primera persona los sucesos acontecidos en El Ejido en febrero de 2000.
Nunca olvidaré esa fecha. Me sentí muy mal por cómo todos los medios de comunicación a nivel nacional estaban tratando a El Ejido. Tenía mucha rabia contenida porque no podíamos explicar en ese momento que no somos un pueblo racista y que aquí convivían más de cien nacionalidades distintas. Nosotros compartíamos grabación con medios nacionales y veíamos cómo tergiversaban y prostituían la información.
De lo local a lo nacional a través de ‘Mujeres Ricas’ en La Sexta.
Te confieso que acepté ese ofrecimiento para dar a conocer El Ejido y poder enseñar lo que nunca se ha mostrado: nuestra gastronomía, la calidad de vida y la gente. Nos debemos enorgullecer el esfuerzo tanto en la agricultura como en los servicios y que la gente borre de su mente aquella imagen que se creó y que no tenía nada que ver con la realidad. Te cuento una anécdota: Mi club de fans de Barcelona me mandó una carta diciéndome que las imágenes de El Ejido que estaba enseñando en ‘Mujeres Ricas’ no eran reales y que estaba engañando al público. ¡Sí que lo eran! Los primeros sorprendidos fueron los miembros del equipo de grabación que pasó un año aquí. Somos un pueblo amable, y eso había que mostrarlo.
¿La parte mala de esa experiencia? Porque también la hubo.
Sorprendió mucho que en plena crisis se viera tanto derroche y lujo pero el objetivo era que el público se divirtiera, y lo conseguimos. Era un gancho para conseguir audiencia. Cumplimos uno de los principios de la comunicación aunque muchos no lo entendieron.
¿Qué piensas de la televisión actual?
Estoy un poco desencantada porque los que queremos hacer otro tipo de televisión, no encontramos hueco. Tengo muy claro lo que no quiero hacer, y eso es lo que me están ofertando, así que rechazo muchas cosas. Mi lema es que el cambio es el motor de la vida y seguro que esto da un giro. Para 2016 habrá una nueva Mar Segura porque tengo proyectos.
Nacida en Lucainena de las Torres y residente en El Ejido, es conocida por todo el mundo gracias a su faceta como comunicadora y participante en programas de televisión. “Mujeres Ricas”, en La Sexta, la puso en órbita a nivel nacional y “Mira Quién Salta”, en Telecinco, lo confirmó. Contó cosas interesantes a través de los micros de Ser Poniente.
¿A qué famoso te has traído por aquí?
A muchos, los últimos han sido Carlos Latre y Ana Obregón. Pero tengo que decir que las comunicaciones son un problema. No es normal que un vuelo de Madrid a Almería cueste lo mismo que de Madrid a Nueva York. Y si hablamos del tren... Es muy complicado. Ojalá se le ponga solución porque Almería, y en especial nuestra comarca, se merece mejoras en ese campo. Así la gente descubrirá nuestros encantos.
¿La cara amarga de la fama?
No la hay, aunque tienes que asumir que pierdes el anonimato y el de tu familia. Ten en cuenta que estás en el salón de mucha gente y es algo bonito. ¡Formas parte de sus vidas! Por eso me encanta que me reconozcan por la calle y que me pidan fotos.
¿Cómo llevas las críticas? Porque siempre las hay, es algo inevitable.
Una persona que sale en TV no puede gustar a todo el mundo. Y existe el derecho a opinar. A mí no me gustan todos los programas ni todos los actores. Con ‘Mujeres Ricas’, mucha gente no entendió mi participación con la que estaba cayendo en España. Ficción con realidad, como una mezcla entre ‘Sexo en Nueva York’ y ‘Españoles por el mundo’.
¿Me estás diciendo que no tienes el ‘Miró’?
(risas) No. Estoy harta de que me pregunten por el Miró. Pues no, lo he pedido para Reyes, a ver si me lo traen estas navidades. Fue un aspecto del guión para enganchar al público.
Zapatos sí tienes...
(risas) Conservo zapatos de cuando mi madre estaba soltera. Ella me inculcó su amor hacia ellos y me encantan. Sinceramente, no sé cuántos pares tengo en casa.
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