Níjar, un municipio de gran riqueza patrimonial

Conocer el municipio de Níjar en toda su amplitud requiere una mirada atenta y detallada, ya que sus 600 km2 y la treintena de núcleos urbanos que lo conforman cuentan con características que hacen que este conglomerado forme un todo. Una tierra cuyo motor económico es la agricultura avanzada tecnológicamente con productos de máxima calidad y un turismo que en los últimos años se ha posicionado como referente en la provincia, dada las características del territorio y sobre todo por el trabajo constante desde el sector que buscan la excelencia turística.

Su riqueza geológica, histórica y natural es uno de los potenciales a tener en cuenta, ya que no podemos olvidar que contar con un Parque Natural marítimo-terrestre como el de Cabo de Gata-Níjar, único en Europa, o la Villa como uno de los Pueblos más bonitos de España es un valor añadido que no se puede obviar.

Patrimonio

Un paseo por el municipio puede ayudarnos a conocer parte de su historia y la huella humana que el paso de diferentes civilizaciones ha ido dejando en este pueblo de la provincia de Almería. Comenzando nuestro paseo por uno de los Pueblos más bonitos de España tenemos una obligada visita a la Atalaya, a la iglesia de la Anunciación o al Museo del Agua, lugar donde además se halla la Oficina Municipal de Información Turística. Sus intrincadas y conservadas calles nos conducen a un encuentro con el pasado al igual que su artesanía, ligada principalmente a la cerámica y los telares de “jarapas”.

Por otro lado, la cultura del agua ha estado muy presente desde siempre a este municipio en el que norias como la del Pozo de los Frailes, aljibes o pozos jalonan el paisaje al igual que puede observarse en la ruta de la ribera de los molinos que conducen hasta Huebro, el núcleo a más altitud de esta tierra desde el que se divisa gran parte del municipio.

La industria minera, especialmente aurífera, ha dejado su impronta en Rodalquilar cuyos vestigios nos permiten hacernos una idea de su importancia en la primera mitad del siglo XX.

Si son amantes del conocido como séptimo arte deben de visitar Los Albaricoques, en el que aún se recuerda que en la década de los 60 grandes del celuloide como Sergio Leone o Clint Eastwood caminaban por estas calles para sentar las bases del spaghetti western. Conocerán las localizaciones de películas tan famosas como El bueno, el feo y el malo o Por un puñado de dólares. Pero es que son muchos los lugares “de cine” en este plató natural que es en sí la comarca: La Isleta, Rodalquilar o Mónsul les recordarán películas como Terminator o Indiana Jones.

Evidentemente la gran riqueza geológica, histórica y natural del Parque Natural ha ido convirtiéndose en un lugar de referencia para los admiradores de la tranquilidad y playas vírgenes, que quieran sorprenderse con las distintas formaciones costeras y playas recónditas. Además, es un lugar ideal para el turismo astronómico, ya que la “oscuridad de la noche” permite el honor de ser uno de los pocos lugares de los que observar la Vía Lactea.