Guillermo Blanes tenía un sueño (y lo tiene) que no es otro que ver a los canteranos del Almería jugando sus partidos, entrenando y conviviendo en la Ciudad Deportiva.
Lo intentó tantas veces como presentaciones hizo de un modelo de club que en sus tiempos lo tenía todo, al nivel de los grandes de Primera División pero los políticos no le echaron un cable.
En la sede de la calle de Altamira como en el Gran Hotel se presentó un proyecto deportivo ambicioso que no costaba tanto y que, como ahora en Barranco Hondo, partía de la cesión de unos terrenos.
Cuando Almería Ceefe y Poli Almería tenían que entrenar en Benahadux o en La Cañada aparecían los proyectos para acabar con la precariedad pero morían en los despachos de las administraciones.
PROYECTO
El eterno proyecto del Almería sale a la palestra con tanta ilusión por hacerla como dudas de verla acabada
Blanes ahora ve el fútbol en casa con su paquete de acciones en el bolsillo pero ya no afronta guerras perdidas. Puso a cada uno en su lugar cuando le negaron el proyecto y cada vez que suena la Ciudad Deportiva dice lo de siempre: "Hasta que no la vea terminada no me lo creo".
La idea fue de Blanes y la tarea ahora para Alfonso García que por menos de un millón de euros dará casa y comida a unos canteranos repartidos por los campos de prestado.
Llega el anuncio de una nueva Ciudad Deportiva y me ilusiono a medias porque son tantas veces que...
Que le pregunten a Blanes por la Ciudad Deportiva.
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