Cuando un futbolista es feliz siempre rinde mejor. Un claro ejemplo de ello es Adri Embarba, que supo esperar su momento en la UD Almería hasta convertirse en pieza clave para el entrenador. Ahora que ha llegado la pausa por el Mundial, el extremo hace un análisis de lo que queda por llegar.
Quien mejor conoce a Embarba es el propio Embarba. Necesitaba un cambio de aires y su llegada al Mediterráneo le ha servido para unirse a una familia rojiblanca que busca crecer en Primera División. Considera que ha entrado con el pie derecho en el vestuario y a título personal avisa de que en el segundo tramo de competición aumentará su rendimiento: "Soy feliz y me siento importante. Queda mucho para ver al mejor Embarba y soy el primero que me exijo en los entrenamientos. Seguro que con el paso de las jornadas irá mejorando mi rendimiento".
De calle
Encara, tiene velocidad, buen disparo, cualidades que se explotan cada vez menos en un fútbol actual que apuesta más por el orden táctico que por la locura. Esto no quiere decir que Embarba no tenga libertad para intentarlo, pero reconoce que él aprendió otro tipo de juego: "En el cuerpo técnico me dicen que soy un futbolista callejero, que se cría jugando al fútbol en la calle y luego lo llevo al campo. Me gusta encarar, tengo buen disparo y quizá se está perdiendo el futbolista un poco de mi perfil".
El otro Embarba
Cuando pita el árbitro se transforma. Ese Embarba tranquilo y tímido no deja pasar ni un balón y hace todo lo posible para sumar los tres puntos. Eso gusta entre los compañeros, haciéndole mucho más rápido el proceso de adaptación a una nueva casa: "Me considero buen compañero pero en el campo soy pícaro y me gusta divertirme. Me llevo muy bien con Baptistao, Akieme, Arnau, Eguaras... tenemos muy buen grupo y se nota en el campo".
Identificado
Rubi conoce las debilidades del Almería y ha acertado en los últimos compromisos de casa, teniendo aún pendiente la mejora lejos del Mediterráneo. Como Embarba es un jugador vertical, de buscar el uno contra uno, cree que el estilo del técnico es perfecto para las cualidades del vestuario: "El fútbol moderno se está convirtiendo en una partida de ajedrez, casi más pendiente de contrarrestar al rival, pero esto es un juego y como más se disfruta es divirtiéndote. En el Almería me siento identificado con lo que propone el entrenador".
De reojo a Cádiz
Dice Embarba que es imposible no pensar en el choque del día 30 en el Nuevo Mirandilla frente al Cádiz, no solo porque es un rival directo, sino porque ganar sería dar carpetazo a la crisis como visitante y alejarse más del descenso: "Está lejos pero no se va de la mente. Es un partido clave y lo vamos a coger con ganas tras tanto tiempo sin competir y sabemos que ganar allí sería dar un golpe en la mesa. Somos un equipo joven que a la hora de afrontar momentos decisivos sabe responder. Hay un potencial grandísimo".
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