Ha pasado la debacle de Girona, se han hecho mil y un análisis de la crisis que está atravesando la UD Almería, pero no se puede vivir del pasado. El presente dice que el equipo atraviesa un momento delicado, duro anímicamente, como también es clave recordar que hay margen para la reacción y la recuperación.
El 6-2 dolió y mucho en todo lo que rodea al Almería y también en su núcleo duro. La falta de rendimiento, de imagen, de identidad, fue lo más preocupante de Montilivi y ese no es el camino para salvar una plaza en LaLiga.
Estudio
La pregunta es: ¿el Almería está preparado para sufrir?. La respuesta la dio el mismo entrenador, Rubi, hace pocas semanas, explicando que si esta temporada los jugadores que venían de Segunda y debutaban contra los mejores de España no daban un paso adelante sería muy complicado. Pues es ahora o nunca. Más que un sistema, la defensa de cuatro o de cinco, jugar con uno o dos delanteros, lo que más tiene que preocupar al cuerpo técnico es que mentalmente el vestuario acepte primero la situación y de ahí crezca para quedarse en Primera.
El fútbol persigue resultados, es el fin de un proceso mediante el cual se logran los objetivos, y si un profesional es atrevido, siente confianza en cada movimiento, en un pase, en un disparo a puerta, ya habrá crecido y avanzado para hacer más fuerte al Almería.
Sin paños calientes, los rojiblancos se han convertido junto al Valencia en el peor conjunto de Primera en lo que va de año, no solo por marcadores, sino por juego. En definitiva, todo va unido. Sin puntos no hay felicidad y viceversa.
La cúpula
El Assy y Gonçalves ya hicieron su trabajo en verano y en invierno con las dos ventanas para firmar. Serán héroes o villanos dependiendo de la salvación o el descenso, como ocurre en cualquier entidad, pero el paso de los años y las experiencias de Segunda han servido para que mantengan la calma en tiempos de zozobra. Consideran que ahora es necesario un ambiente de unión y tranquilidad alrededor del grupo y no crispación y dudas. Los 40 puntos de la gloria es el reto y aún se puede lograr.
El técnico
Rubi también atraviesa una situación delicada y asume la responsabilidad liberando al vestuario. Es él quien debe lanzar mensajes a los futbolistas para que reaccionen, y es que el deporte es tan sencillo -o difícil- que si un profesional cree en lo que dice su líder, el éxito quizá no lo tenga garantizado aunque sí lo acercaría bastante.
Los resultados ponen y quitan entrenadores y ahora Rubi es el elegido. Por algo dijo que su renovación era secundario. Hasta que la clasificación no dicte que el Almería se salvó aquí puede ocurrir cualquier cosa. Ante el Barça no se exige victoria, sino recuperar la identidad.
La plantilla
Mejor una crisis en febrero que no en mayo. En sus botas queda el futuro del Almería. Hay mucho en juego a nivel social y económico para una entidad con grandes planes a los mandos de Turki Al-Sheikh. Lo que vale una plaza entre los veinte mejores de España no se puede ni calcular.
Esa famosa crítica constructiva está en marcha. El equipo nunca se va a sentir solo. La afición no bajará del barco. La grada quiere ver competir a su Almería, porque Primera vale mucho.
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