Aquí solo falta Pacheta

Como dos buenos hermanos. UD Almería y Real Valladolid quieren salvar la Primera División y se han acostumbrado a vivir al borde del abismo en las dos últimas temporadas. Precisamente el destino y el fútbol han querido que estos dos clubes se hayan jugado el todo por el todo en Segunda en una de las temporadas más caras de la historia y ahora la permanencia en la élite donde podría no bastar con 40 puntos.

Y es que aquí solo falta Pacheta para revivir completamente el final de Liga en la categoría de plata. Rubi no se hará la foto con el entrenador burgalés, sino con Paulo Pezzolano, recurso in extremis de Ronaldo para cambiar la tendencia del Valladolid. La paciencia que sí tuvo la propiedad rojiblanca con el responsable del banquillo no fue tal en Pucela.

A Primera

Pacheta consiguió el ascenso en la última jornada sin depender de sí mismo. El tropiezo inesperado del Eibar en Alcorcón abrió la puerta del título de campeón al Almería y la segunda plaza al Valladolid. Hicieron falta 81 puntazos. Un año más tarde se enfrentan con todo abierto en la zona baja de Primera.

Tanto se parecen que encajan muchísimos goles: 62 el Almería y 63 el Valladolid. Solo un punto a favor de los rojiblancos en la clasificación y a la vez la seguridad y confianza que dan los partidos del Mediterráneo, donde la plantilla ha conquistado 32 de los 39 puntos esta campaña. 

Fichajes

Cyle Larin es ahora la estrella, el salvador del Valladolid tras su llegada en el mercado de invierno, y en el Almería Luis Suárez, aunque no jugará el domingo por sanción. Dos aciertos en enero que han dado un empujón de calidad a los dos conjuntos. Sin el colombiano, ahora la responsabilidad del gol está más repartida con Lázaro Vinicius en estado de gracia tras el triplete al Mallorca la semana pasada.

En definitiva, lo único que ha cambiado en Almería y Valladolid en el último año ha sido el entrenador. Solo falta Pacheta. Uno de los ascensos más caros que se recuerdan y una permanencia altísima en Primera. Y luego las aficiones, que no ganan para sufrimientos. Ya se echa de menos una campaña tranquila en la que no haya que sacar tanto la calculadora ni esperar a la última bocanada de aire.