La huella de Paco González

Llegó de Barcelona donde había trabajado en grandes clubes y se colocó en la Agrupación Deportiva Almería. Su club de cabecera  era el Espanyol y se vino con el libro cargado de talento y de orden táctico para sus equipos. González tardó poco en conectar con Maguregui y pasó a formar parte de su organigrama técnico.

En aquel Almería que pasó de Regional a Primera lo fue todo hasta vender los últimos abonos en los tiempos de Gómez Pomares, cuando desempeñaba labores administrativas en la sede ubicada en el entonces Paseo Versalles.

La desaparición del Almería le hizo bajar escalones en su caché técnico y no se le cayeron los anillos, se reinventó y logró llegar a fin de mes dando de comer a su familia sobradamente.

Nunca fallaba

No sabremos lo que hubiese realizado con una gran plantilla porque le tocó pasar por esa dura transición de la desaparición de la AD Almería y tocar fondo nuestro balompié, con el Huercalense como techo, compitiendo en Tercera. Fue llamado por el Roquetas, Poli Ejido, Atlético Macael y hasta un Poli Almería que se caía a Tercera y Paco González lo salvó en cinco jornadas memorables.

Lo llamaban para hacer de bombero y para ascensos, pero siempre con el dinero justo que Paco sabía administrar haciendo de un duro seis pesetas. Inolvidable en La Algaida dejando su poso de buen fútbol como en Macael o El Ejido cuando los jugadores ganaban más por primas que por fichas y sueldos. Paco era el que pagaba a sus futbolistas: hasta en eso era diferente.

Hombre de fútbol

Cuando Antonio Gómez Pomares tomó el mando de la Agrupación lo puso al frente de la sede y no fue la única vez que hizo tareas diferentes a las de banquillo. Paco sabía de cuentas y sus años en Barcelona le daban para ganarse la vida sobradamente y en el campo como en los despachos siempre era solicitado por unos directivos que con dinero en los bolsillos necesitaban de su conocimiento. Sabía mucho de nuestro fútbol provincial y se lo valoraba Almería.

Almeriense

Paco González era entrenador las 24 horas del día y sus últimas clases de fútbol las dio en la Peluquería de Manolo a dos pasos de su casa. Allí con Paco Guillén Llóris y Manolo el peluquero pasaba revista a LA VOZ DE ALMERÍA y luego a hablar de lo que tocara.

No se ponía enfermo pero entró en Torrecárdenas y de allí no salió, pero este es el lado triste de la historia.