Dicen que el elogio debilita. Bien. En el caso de la UD Almería, cansa. Las seis primeras jornadas del equipo han dejado algunas cosas claras del proyecto deportivo rojiblanco. Se podrán hacer mil y un análisis y tener opiniones de todo tipo, pero a este equipo y a Vicente Moreno les ha salido cruz. Si el fútbol fuese una ciencia exacta y el guion de cada partido fuese perfecto, el resultado sería siempre de 0-0.
Camino de dos meses de competición y la música continúa sonando igual en clave almeriense: “Qué bien juega, cómo llega a la portería rival, cuántas ocasiones ha desperdiciado...”. Si existiera una clasificación de merecimientos el Almería sería líder destacado.
Pros
La analítica empieza por la puesta en escena. De los seis rivales solo el Cádiz -con uno más- y Real Madrid, en algunas fases, le robaron el protagonismo con balón al Almería. No es un equipo muerto, que se deja llevar, que ve a kilómetros la portería. Para los amantes de la estadística, “el arte de mentir con precisión” que decía Lucas Alcaraz, los rojiblancos están al nivel de los más grandes, y eso sirve de poco cuando estás en descenso con solo un punto.
Todos aparecen, en mayor o menor medida, y los guardametas salen en la foto con intervenciones de mérito. Es el Almería un conjunto protagonista y atrevido. Entonces, ¿qué está fallando?.
La palabra que acompaña a Moreno y a su plantilla es “contundencia”. El error forma parte del deporte y de la vida, pero depende del momento y la circunstancia es más o menos grave. Y al Almería le penaliza más que a nadie y no es cuestión de apelar a la mala suerte. Hay falta de acierto individual lógico y normal como un disparo al poste de Suárez o dos cabezazos en boca de gol de Arribas y Melero. No entran, y no es culpa de Moreno. Sin embargo, defensivamente es necesaria una mejor comunicación y exigencia con uno mismo.
Un futbolista no puede recorrerse medio campo y plantarse cara a cara con Maximiano. No se entiende que con 1-1 y el Estadio generando ambiente de remontada encajes con un desmarque entre centrales que es el A,B,C, del fútbol.
Banquillo
A Vicente Moreno se le pueden achacar fallos en la elección de su once o en los cambios, pero no es él quien tira un balón al poste o permite que Diego López entre tranquilamente en el área. En definitiva, todos son culpables de la situación, desde el entrenador hasta el último suplente. Como máximo responsable técnico, sabe Moreno que depende de los marcadores, y cada semana que pasa sin triunfo es una piedra más en la mochila de su vestuario. El peligro es que su mensaje se acabe agotando si no llegan las alegrías. En el club siguen pensando que es el mejor para llevar a cabo el “cambio de ciclo”. Van seis jornadas y dos puntos de dieciocho. Son números de descenso.
Esconder la realidad no lleva a ningún sitio. Ha llegado la hora de ganar y despertar de esta pesadilla. Todos quieren ver despegar a un Almería que prometerá en cuanto se quite ese peso.
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