La negativa de Javi Gracia para dirigir al Almería no deja de ser el reflejo que lo que proyecta una entidad rojiblanca que ha dejado de ser un caramelo para los entrenadores que miran la clasificación con asombro. Para entrenar al Almería hay que tener muchas ganas y mucha hambre además de unos bolsillos a media asta con las banderas. El hambre también gana partidos y sabe el futuro inquilino del banquillo del Almería que se trata de un club peculiar y que no cuenta con u n vestuario sólido ya que está formado por jugadores pasajeros que llevan en su mayoría para revalorizarse y salir traspasados. No es fácil entrenar al Almería y lo está notando el presidente Turki porque no todo es dinero.
El entrenador que venga tiene que asimilar su condición de manejar un vestuario inestable que cada ventana de mercado se pone de los nervios porque todos están en venta. Nada parecido a lo que se vive en otros clubes. Si a esto unimos la mala clasificación y que el club ha realizado la inversión del siglo el atractivo brilla por su ausencia.
Hoy los mejores entrenadores ya trabajan en Primera División y conseguir uno que supere a lo que había no depende del dinero porque la clasificación delata que las cosas no se han realizado bien y el que llegue tiene que partir de cero. No todo es dinero para los técnicos: muchos con los bolsillos llenos tras una carrera brillante.
Valiente
El entrenador que decida venir al Almería lo primero que tiene que asimilar son las características de un club que cuenta con capital de Arabia Saudí y con un presidente que vive a 6.000 kilómetros. Se deja trabajar al míster y no recibe injerencias pero debe conocer que cada ventana del mercado implica poner a todos los jugadores en venta.
Consciente de que le pueden desmontar su bloque en cada ventana lo siguiente es tener esos llamados plan A y B que le mantengan vivo en la clasificación porque al final el Almería no deja de ser una empresa para lo bueno y para lo malo.
Sin vestuario
Nada más aterrizar el que venga notará que Vicente Moreno no ha podido hacer vestuario ya que apostó por unos y se olvidó de otros. Se quedó sin un núcleo duro de la era Rubi y los que iban llegando se adaptaban como podían a jugar y a vivir bajo un mismo techo.
El éxito del nuevo entrenador estará en el manejo de los egos de unos futbolistas millonarios en su mayoría y con la vida resuelta. Todos van a querer jugar y más vale que los tenga contentos porque un vestuario desunido te hunde sin remisión.
Modelo
El entrenador elegido llegará consciente de que el Almería es un club vendedor y todo el trabajo realizado en una temporada saltará por los aires a la siguiente con la venta de futbolistas al mejor postor.
El Almería no engaña a nadie y todos saben que es un club vendedor y para esos entrenadores que piden un proyecto a largo plazo su tren ya ha pasado porque el largo plazo es la próxima ventana de fichajes. Que lo tenga claro el que llegue al Almería.
El Almería ya no es un caramelo. Los puntos no se compran.
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