“Lo que más me preocupa no es descender, sino tirar la toalla”

El análisis de la UD Almería por Ángel L. Roldán Molina, de Canal Sur. Los rojiblancos tienen que empezar ya a ganar para no descolgarse en la carrera por la permanencia.

La UD Almería es colista, sí, pero de las cinco grandes Ligas europeas. Junto con la Salernitana en Serie A, y Olympique de Lyon en Francia, son los tres únicos equipos que no han logrado una sola victoria en sus respectivos campeonatos. Eso sí, italianos y franceses tienen un punto más en el casillero, menos goles encajados y menos partidos disputados que los almerienses. Sheffield United en Inglaterra, y Colonia en Alemania, completan la terna de colistas de la élite, pero estos últimos al menos han dado ya una victoria a sus parroquias.

Una sangría vergonzante para los rojiblancos que deja poco margen para una mínima esperanza, y ésta se circunscribe a lo puramente matemático. Qué difícil resulta mandar un eco de optimismo cuando los números son incontestables y cualquier llamada a los 78 puntos que quedan por disputarse rebotan con estridencia en el entendimiento futbolístico del aficionado. 

Sensaciones

Con todo, lo peor no es eso, sino las paupérrimas sensaciones. Después de doce jornadas disputadas, y tres entrenadores, la Unión Deportiva Almería no ofrece argumentos para competir. Juego muy pobre, con una debilidad defensiva acusada plagada de regalos ostentosos a los rivales y un centro del campo poco asociativo y defensivamente insolidario. Es un equipo ahogado en la depresión y la dinámica del desastre con un vestuario instalado en el derrotismo. En general, el único atisbo de solvencia se produce por la sorprendente, y nada amortizada, capacidad goleadora del equipo, que parece, para más inri, perder inercia.

Jugadores importantes fuera

Las lesiones desafortunadas de Luis Suárez y Koné han mermado la delantera; la de Marc Pubill, la defensa. Contratiempos que solo les ocurren a los equipos condenados. Los tres jugadores son fichajes realizados para esta temporada, el de Luis Suárez quedó concretado después de lograda la permanencia el curso pasado. El resto de incorporaciones, además, han dado la razón a los que decían que no mejoraban a los que se iban. Algunos jugadores llamados a asumir galones y responsabilidades, no dan su mejor nivel en ningún aspecto, y al equipo le falta un líder en el campo. 

Gaizka Garitano quiso cambiar la dinámica en Copa, ese torneo que todos desprecian por molesto, pero que venía como anillo al dedo para dar un respiro. Fue la primera victoria en partido oficial de la temporada. Pero luego vino el varapalo de Mendizorroza, donde se apreciaba en los jugadores una falta de autoconfianza que se parecía más al miedo. El técnico vasco ya sabe donde se ha metido y de momento no ha logrado cambiar el rumbo. Las Palmas y Alavés eran los peajes para redirigir el GPS, pero volvimos a la ya tradicional senda del café amargo de los lunes. 

Lo positivo

Si han llegado a leer hasta aquí, esperen porque ahora llega otra perspectiva. A estas alturas, y visto lo visto, lo que menos me preocupa no es descender de categoría, sino tirar la toalla antes de tiempo. Los futbolistas y resto de profesionales del club no van a tirar la toalla, aunque agotados de moral la mella es enorme. Queda pensar si la afición va a sufrir, y aquí viene lo peor, una desconexión social y afectiva con la institución. El acusado descenso de aficionados en la partido ante Las Palmas encendió las alarmas. Esto no debe suceder.

El futuro de la UD Almería pasa por continuar con un proyecto deportivo serio, donde la implicación de la propiedad árabe siga vigente, sin fisuras, en una apuesta de continuidad, para lo que es imprescindible el apoyo de todas las partes. Está en juego el fútbol profesional en la ciudad, la remodelación del estadio, y la ciudad deportiva, como pilares de una institución deportiva moderna y afianzada que vaya más allá de los resultados de una temporada.

Presente y futuro

Las esperanzas deportivas pasan por mejorar partido a partido, compitiendo a todos los rivales sin importar el nombre. Queda mucho por delante y hay que intentar llegar al mercado de invierno con un déficit de puntos salvable. Hasta el momento, el Mallorca, que marca la permanencia, está a tan solo seis puntos. Otra historia será acertar en los refuerzos, si se producen. 

La afición tiene un gran papel. Acudir al estadio y transmitir apoyo de la grada al césped. Al fin y al cabo, así es la Primera División, y hay que disfrutarla incluso en las derrotas. Sin tapujos, mientras haya opciones matemáticas no debemos olvidar el mantra del club: ¡Almería nunca se rinde!