La leyenda de la puerta rota

Se dice que la Real Sociedad pagó la factura

Arconada en la portería de fondo norte antes de encajar tres goles del Almería.
Arconada en la portería de fondo norte antes de encajar tres goles del Almería. La Voz
Tony Fernández
11:35 • 09 nov. 2023

Por la grada de Preferencia corrió la noticia como la pólvora en el sentido de haberle dado una patada a la puerta del vestuario Arconada, y haberla arrancado de cuajo. El capitán se marchó ‘quemado’ por la derrota pero nada que ver con el rival que les ganaba deportivamente. Su enfado era con los compañeros y optó (según cuentan) por tomarla con la puerta del vestuario que quedó reparada y hasta se decía que pagó la factura el club donostiarra. Los que aguardábamos la salida de los jugadores seguimos recabando información del suceso, pero nada trascendía y con el paso de los años se ha ido perdiendo el eco de aquella situación que forma parte de la crónica entre amigos de la primera victoria de la temporada.



Muy grande



La familia Arconada siempre ha estado ligada a Almería gracias al tío materno, Echarri, que fue central del Almería de los cincuenta y vivía en la calle Regocijos. Fue un jugador que dejó huella en la ciudad en las dos temporadas que disfrutó, y nos contaba su vida Gonzalo, cuando vino a entrenar al Almería en Primera División.



Echarri fue el primero y el portero, Luis, el segundo que siempre tuvo un trato cariñoso con los más jóvenes que se ponían tras la portería. Y luego Gonzalo el entrenador.



Dos Ligas



Pese al enfado de aquella tarde era Arconada un portero respetado en nuestra ciudad y muy querido por todos. Logró aquella temporada levantar como capitán la primera de las dos Ligas consecutivas y luego llegaría la Copa del Rey. En aquella campaña el equipo de Ormaetxea encadenó una serie de victorias, entre ellas (3-1) frente al Almería en Atocha, para ser los campeones en Gijón.



Internacional



La crudeza del fútbol quiso que Arconada pasase a la historia a nivel internacional por aquel gol de Platini en el Parque de Los Príncipes en la Eurocopa de 1984, cuando el donostiarra ya se encontraba en el mejor momento de su carrera profesional.


Fue el gran portero que todo club necesita y uno de los ‘jefes’ de aquella Real Sociedad que encandiló al mundo, ganando dos Ligas consecutivas con un equipo que jugaba de memoria y era aplaudido por todos los campos de España. Arconada era su líder.


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