Seis minutos mágicos para la sociedad Arribas-Marezi

De lo que no cabe ninguna duda es que los espectadores imparciales que vieron en la noche del lunes el duelo entre el Almería y el Sevilla se divirtieron. Cuatro goles, multitud de oportunidades y fútbol espectáculo en su mejor y más intenso significado de la frase fueron algunos de las virtudes que adornaron el cierre de la jornada vigésimo octava en Primera.
    

Para los seguidores de uno y otro conjunto sabor agridulce para ambos porque no ganaron, con más quejas en el apartado defensivo que en el atacante en ambos casos.
    

Pero me voy a central en los nuestro. Buen partido el disputado por los almerienses ante un Sevilla que llegaba enrachado de la mano de Quique Flores. Sobre todo en el primer periodo.     Fabricar al menos cuatro ocasiones clarísimas de gol ante un defensa de cinco de la categoría de la hispalense no está al alcance de muchos equipos.

Antes de que se llegara al descanso Luka, Lozano, Viera y Embarba tuvieron oportunidades diáfanas de hacer gol, sólo lo logró el madrileño. Los tres medias puntas estuvieron a un gran nivel y el Choco luchó con los centrales, pero sin desbordarlos.
    

La pizarra

En la segunda mitad Jonathan Viera dispuso de la más clara asistido por Centelles, que ya en el primer cuarto había dejado un balón de oro en el área rival que no llegaron ni Luka Romero ni Lozano.
    

Una vez más tenemos que lamentarnos de que en defensa el cantar del equipo estuviera desafinado. La jugada del primer gol visitante es un cúmulo de errores impropios del fútbol profesional. Regate de riesgo en zona de peligro, pérdida y balón mal defendido en el área porque César Montes le concedió todo el espacio del mundo a Lukebakio. El central, que reaparecía, también se vio retratado en el segundo del Sevilla al no intimar al delantero que pudo disparar con comodidad. Al central mexicano le falta ser más agresivo y no conceder ni agua a sus adversarios. Estuvo acertado en la salida de balón.
    

Me merece especial mención el rendimiento de Sergio Arribas y Marezi. El primero jugó siete minutos y el descuento, el ariete cinco menos. Les bastaron sólo cinco minutos para conectar y hacer el tanto del empate. El primero como asistente y el segundo como matador con un certero remate de cabeza que supone su estreno como goleador. Cualquiera pudo ganar.