El Almería ante el reto de no ser el último

Todavía quedan por jugarse 10 partidos, ello supone que aún hay 30 puntos que disputar. Salvarse es sólo posible desde el punto de vista de la matemática pura, pero la realidad es que el descenso es cuestión de tiempo. Perder una plaza en Primera no le agrada a nadie, pero tampoco debe ser considerado como un gran drama, sino como un paso atrás, un nuevo desafío para un equipo ambicioso que cuenta con el gran tesoro de una masa de seguidores fieles a la causa en la primera o en la segunda categoría.
    

Pero en los diez encuentros ligueros que el Almería tiene que disputar hay varios objetivos a cubrir con los que estoy convencido que los jugadores están plenamente identificados.
    

El primero de ellos, que debería de afrontarse sin ansiedad es el de conseguir el primer triunfo. Creo que la mejor forma de sumar tres puntos de un tirón es dejarse en la caseta la angustia de los 28 duelos sin ganar y salir convencidos de que lo han podido conseguir y están preparados, mentalizados y cualificados para lograrlo.
    

Catorce puntos de diferencia con el Celta son muchos, excesivos, aunque cuatro de desventaja con respecto al Granada no parecen demasiados para renunciar a dejar la última plaza en manos de los granadinos.
    

Balance

Además es absolutamente preciso superar la cifra de 15 puntos, el reto más negativo de la historia de la Liga, para lograrlo bastará con sumar 6 puntos de 30, una cifra que, estoy convencido, se va a superar con creces.
    

Lo que no acabo de entender es que los cuadros técnicos pretendan que sus jugadores rindan durante 90 minutos en los partidos cuando las sesiones de ensayo son de esta misma duración pero con una intensidad infinitamente menor. Como ejemplo el caso del Almería que en esta semana sólo va a dedicar tres días para preparar el duelo del domingo ante el conjunto gran canario.

Es decir, sólo cuatro horas y media de trabajo en tres días, de jueves a sábado, para llegar en el mejor tono físico, para corregir errores, para mejorar automatismos, para estudiar al rival y poner los medios para regresar triunfantes. No parece razonable, pero en esto todos los equipos españoles están más o menos en el mismo barco, lo cual no es un consuelo para los tripulantes de un barco con la insignia de nuestro indalo.