Ahora que el Almería se ha medido al Granada en el Escribano Castilla de Motril, los más viejos del lugar recordarán aquella noble rivalidad entre motrileños y almerienses que data de la noche de los tiempos, pero alcanzó su punto álgido en la temporada 1971-72 cuando la Agrupación Deportiva Almería subía a Tercera División gracias a un triunfo en Motril que sería determinante.
Rivalidad sana
El club de la Costa Tropical había nacido a finales de los sesenta y el nuevo Almería aquella misma temporada. En el Estadio de La Falange se registró un lleno hasta la bandera y ganó el Motril 0-1 con gol de Villalta; y en la segunda vuelta fue el Almería el que vencía al Motril con el cartel de no hay billetes por 1-2 con goles de Rojas y Goros. Así nacía una rivalidad sana con presencia de los equipos en los trofeos del rival. Venía al torneo REMASA el Motril y la A.D. Almería iba a Motril o al torneo o a jugar un amistoso como luego hizo el Almería de Alfonso García en Águilas. No iban solos porque le acompañaban los fieles aficionados y alegraban las modestas taquillas.
Plata de ley
El trofeo que se exponía en el escaparate de cristal de los Almacenes Camacho en el corazón de Motril era una obra de artesanía realizada en plata de ley con un balón del que salían tres cañas de azúcar y una chirimoya justo encima. Lo tenían que levantar por las asas laterales ya que se completaba con una base de mármol que le daba un peso importante cuando había que subirlo al cielo de Motril tras el encuentro. Lo llegó a levantar Juan Goros como capitán de un Almería de Tercera mientras que el Motril no llegó a conseguir el REMASA en el Estadio de La Falange. Los niños de Motril y el alcalde de la ciudad, Juan Antonio Escribano Castilla, se sentían orgullosos de su trofeo. Los pequeños iban a los Almacenes Camacho a ver la gran copa y el alcalde que lo fue desde 1961 a 1975 hizo el campo de fútbol que acabaría llevando su nombre para poner punto y final al mítico de ‘El Majuelo’ que fue absorbido por el progreso y los bloques de pisos.
Especial
El diseño no lo hizo aquel maestro de escuela que era abogado y acabó de alcalde y procurador a Cortes. Nacido en el Motril de 1918 falleció en julio de 2005. La idea salió en una noche de junta directiva y se pusieron manos a la obra con la caña de azúcar y la chirimoya como parte de la producción agrícola de la Costa Tropical. Los grandes clubes de Andalucía lo quisieron jugar pero solo cabían cuatro en esas noches de verano. Brillante como la plata, la noche de la gran final se colocaba en el palco como la Champions League ahora se pone a pie de campo por toda Europa.
El Almería
El presidente rojiblanco era Ángel Martínez y luego llegó Franco Navarro, que se empeñó en ganarlo, pero solo se lo pudo llevar el primero con un Almería que estrenaba la Tercera División, y fue pitado primero y aplaudido después, por una afición que no olvidaba que se llevó el equipo la ilusión de un ascenso que parecía cantado a categoría nacional para el Motril. Juan Goros levantó el trofeo ayudado por Juan Rojas, lo bajaron al terreno de juego y luego al autobús que lo llevó a la sede del Almería. Equipos como Recreativo de Huelva, Linares, Real Jaén, Real Granada, Melilla... Lo mejor de la Tercera División para un Motril que estando en Regional Preferente siempre presentaba una gran plantilla para buscar el ascenso.
El Granada
Siendo presidente el mítico Cándido Gómez, ‘Candi’, cada verano como sucedía con el Almería, bajaba el Granada a Motril a por el preciado trofeo. No paró Candi hasta llevarlo a las vitrinas del Granada porque decía que era precioso y muy original. No lo levantó a la primera y necesitó de tres ediciones para llevarlo a las vitrinas de su club. Los partidos entre Motril y Granada no eran normales y saltaban chispas por una rivalidad de muchos años entre el equipo de la capital y el de la Costa Tropical. Lo normal era ver en el Escriban Castilla al Recreativo de Granada en los partidos de competición, y no al equipo grande.
Original
Siempre con alta tensión porque para el Motril ganar al Granada era la felicidad inmensa, se decía que Candi comentó en el palco a la directiva del Motril que “es el trofeo más bonito del mundo”, algo que llenó de orgullo a los motrileños. El Trofeo Ciudad de Motril era un tesoro preciado por clubes de Andalucía de todas las categorías. Las tres cañas de azúcar y la chirimoya de plata fueron levantadas al cielo de Motril con alegría por aquellos equipos que desafiaban al calor de una noche de verano. Se vivieron ediciones inolvidables y se hizo tradición que el Almería fuera a conquistarlo y el Motril a por el REMASA que nunca pudo levantar en La Falange.
Ferias con el torneo Remasa
Los torneos de verano están de capa caída en nuestros tiempos pero vivieron el esplendor de los sesenta y setenta al abrigo del ‘Carranza’ y ‘Teresa Herrera’. El de Cádiz era la antesala de la temporada de Liga y el de A Coruña el inicio de los partidos de pretemporada. Cuando la televisión empezó a ofrecer la gran final de aquellos torneos de verano se animaron los clubes con la puesta en escena de eventos deportivos que llevaban el valor del trofeo, de plata en su mayoría. Almería no se quedó atrás y con el nacimiento de la A.D. Almería, la empresa de su presidente Ángel Martínez y de su socio José Requena, hizo pasar por el Estadio de La Falange a las mejores escuadras de España y América. Bautizado como la empresa, la gente hablaba del trofeo REMASA y no sabía a ciencia cierta el por qué de aquel nombre.
Le costaba mucho a la A.D. Almería ganarlo porque llegaban clubes como el Rayo Vallecano, Salamanca, Linares, Deportes Concepción, de Chile, y los comunes Motril y Melilla, que siempre completaron con dignidad el cartel. Cuatro partidos al calor de la Feria de Almería y ocasión de ver a equipos que solo por la televisión disfrutaban nuestros seguidores.
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