Puso a su hija al frente y se ha quedado con las ganas. Lo tenía todo para abonarse con sus dos nietos y no sabe qué decirle a los pequeños de la casa. Macua quiere un abono para llevar al campo y hacer rojiblancos a sus familiares. Los abonos volaron en pocas horas y se quedó en la cola con una cara de pena que no se puede reflejar. Tenía mucha ilusión y está convencido del ascenso a Primera pero no entiende cómo el club no busca soluciones a esos que se quedan tan cerca de la meta. No es el único caso y existen más. Juan García Lara no tiene un abono para ver al Almería y sus nietos tampoco, pero no le ha bajado ni una décima la fiebre rojiblanca. Nos deja una clara reflexión en el sentido de meterle ya la pala al Mediterráneo.
Si al campo le caben 18.331 espectadores y el club se reserva un paquete de localidades para los compromisos, “¿por qué no se hace mil o dos mil más y tan contentos?. Tampoco te van a pedir muchas localidades en Segunda salvo Granada, Málaga, Cartagena o Córdoba por aquello de la proximidad geográfica”, dice Macua. “Ojalá pudiera ir al Mediterráneo con mis nietos”, recuerda.
Rojiblanco
Macua es del Almería desde que se levanta y hasta en los peores momentos da la talla. Cuando va al Mediterráneo lo hace bien ataviado con camiseta, bufanda y bandera. Hay fotos que lo testifican y si no tenía el abono propio es porque se lo prestaba un amigo pero el caso era hacer abonados a los niños que era lo importante ya que a él también lo llevaron de pequeño al Estadio de La Falange y se hizo del Almería para siempre. Su idea era hacer dos nuevos rojiblancos para toda la vida y se ha quedado con las ganas y una rabia contenida porque “con los niños el club debería de hacer un esfuerzo”. Hay muchos ‘Macuas’ más que no tienen el abono y son muy rojiblancos.
Cantera
La vida de Macua es la de miles de abonados mayores que llegaron al fútbol y al Almería porque sus padres o sus abuelos un día lo llevaron a ‘tomar viento’ al Estadio de La Falange. Dice que en sus tiempos con cuatro y cinco años ya iban al fútbol los niños y ahora también pero con otras comodidades y la misma pasión rojiblanca. Apunta que cuando “un niño pisa el Mediterráneo se queda para siempre y que el fútbol se debe vivir en la grada”. Tiene mucha rabia por no haber podido regalarle un abono a cada nieto pero le contestaron a su hija que está en una especie de lista de espera y no pierde la esperanza.
Suerte, Macua.
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