LA OPINIÓN DEL DÍA: Los futbolistas juegan con los pies y son poco amantes de las ‘palizas’ verbales de algunos entrenadores. No es el caso de Rubi por suerte. Mucho se habla de limpiar la mente y salir al campo con la cabeza en el partido como si fuera tan sencillo. Cada jugador es un mundo y por su mente pasan mil cosas en un instante. Ya lo decía el Maestro Segura cuando antes de los entrenamientos: “la charla tiene que ser lo más parecido a un hola y adiós”. Conocía como pocos a los futbolistas y había bebido del mítico Miguel Muñoz en su etapa en el Rel Madrid. Porque tuvo a los grandes a su lado y luego fue de los mejores hay que atender sus sabios consejos. Cuando las cosas van mal la ente se cierra y no se atiende a nada ni a nadie. Los malos resultados generan malos rollos y los triunfos llevan la alegría al vestuario: no hay más ciencia.
Para que un equipo salte al campo con la cabeza limpia nada puede hacer el entrenador porque solo los buenos resultados crean armonía en el vestuario y solo ganando llega la unión del vestuario. Un entrenador se puede pegar una charla de 5 o de 25 minutos que no le van a hacer ni caso porque no son estudiantes los profesionales del balón y viven de lo que hacen con los pies. Antonio Oviedo que fue uno de los grandes entrenadores del Almería decía: “de la cabeza del futbolista lo único que me preocupa es que coman bien”. Y sus charlas las daba dentro del vestuario y cuando salían al campo nada de verbo y todo era carne.
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— La Voz Deportes (@LaVozDeporteAlm) October 10, 2024
Psicología
Los entrenadores de fútbol trabajan cada día menos (perdona Míster) porque tienen de todo a nivel de equipamiento y en realidad la tarea es valorar un caudal de información que le va llegando de su cuerpo técnico. Muchos dicen que solo se dedican a hacer las alineaciones y todo lo demás se lo llevan a la mesa. Hay unos que son más de pizarra y otros de mente pero los unos y los otros van de la mano a por la victoria que todo lo cura. Se dice que hace falta un psicólogo en el equipo porque son muchas cabezas pensantes pero basta con mirar a la cara a un jugador para saber su estado. La psicología la debe llevar el entrenador de serie: está claro.
Armonía
El buen rollo del vestuario emana de la marcha del equipo y de que se consigan los marcadores. No hay otra por mucho que se diga un equipo último de la fila no tiene el mismo ambiente que el líder y no le den más vueltas. Hay futbolistas capaces de hacer grupo pero si los resultados llegan lo van a conseguir y si se pierden los partidos: no hay manera. Un vestuario unido es más fácil de conseguir con los resultados, no hay secretos, pasa en todas las profesiones. La victoria tiene muchos padres y a la derrota no la conoce ni la madre que la parió. Armonía siempre que se gane. No necesitan ir al médico los sanos ni un psicólogo un equipo ganador.
Medicina
Cuando un vestuario no está unido. Cuando un equipo está lejos de los objetivos marcados. Y cuando un entrenador no llega a su vestuario… no queda otra que probar la medicina que todo los cura en el fútbol. Hay que buscar una victoria que los hará más fuertes y resistentes a los malos tiempos. La cabeza está limpia en la medida que los equipo van por el camino trazado y no se salen de la vía. Si se ganan partidos el entrenador habla meso, los jugadores salen más (entre ellos) y la afición está más contenta y más tranquila porque a la larga es la que sufre y la que se queda con el ‘premio’ de un descenso si este se producen.
Cabeza limpia: la medicina es ganar.
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