Hay victorias que llevan denominación propia: Segunda División. Es la que consiguió el Almería frente a un Mirandés que llevó el control sin efectividad ni ocasiones claras. Rubi y sus jugadores han sacado a relucir nuevos registros deportivos. Nadie va a sorprenderse si esta plantilla produce más de diez o quince oportunidades claras de gol por partido, que lance saques de esquina sin fin y que someta a sus rivales a la derrota por puro desgaste. En definitiva, un bloque con clara vocación ofensiva que también tiene sus carencias, esos puntos débiles que con el paso de las semanas se han ido escondiendo a base de trabajo. El Mirandés cargó de cartulinas al Almería, y casi todas ellas claras menos la de Luis Suárez en el tramo final. Faltas bien hechas para detener la progresión del adversario y a la vez clarificadoras porque a los futbolistas les cuesta correr hacia atrás para defender. En estos momentos es la única debilidad.
Ataque
Baptistao abrió la lata a los seis minutos y el Almería dominó hasta el descanso perdonando varias ocasiones. En un día sin tanto brillo, otra vez se vuelve a hablar de que pudieron caer más goles en la meta contraria. Hasta el descanso nada nuevo, un equipo dominador y sin conceder demasiado al Mirandés. El trabajo de Baptistao y Arnau, más los movimientos de Arribas y Suárez, desgastan a sus contrarios, aunque delante estaba el conjunto que más aguanta los esfuerzos físicos. Prueba de ello fue el ‘otro partido’ que llegó tras el descanso.
Manejarse con el marcador corto ya no le importa al Almería. De las diez victorias en su casillero siete han sido por la mínima. Tenerife (0-1), Real Zaragoza (1-2), Elche (1-2), Deportivo (2-1), Cartagena (1-2), Granada (2-1), y Mirandés (1-0).
Cada una tiene su contexto. La última en casa tuvo un mérito igual o mayor que la remontada al Granada. El Mirandés se hizo con la posesión y obligó a los rojiblancos a un desgaste físico que soportaron hasta el pitido final. Fue más dominio que peligro por parte de los jabatos, porque Fernando solo tuvo que intervenir en un testarazo de Panichelli sin demasiada dificultad.
Defensa
Que el Almería se muestre algo más endeble cuando le toca defender es normal por la composición de la plantilla, enseñando a la categoría que sabe manejarse en situaciones límite de marcadores ajustados y sin disfrutar de la pelota. Hasta el Mediterráneo, algo menos ruidoso de lo habitual, se dio cuenta en el descuento de que debía bajar al campo y ayudar a los futbolistas. El Mirandés se fue con las sensaciones y el Almería con los puntos, el pan de cada semana. Nada que reprochar ni a unos ni a otros. Lo que marca diferencias a veces no es tanto la calidad, sino la gestión de cada partido, y el gran favorito sabe vencer sin brillar. Hay muchos registros.
Almería y Mirandés se neutralizaron y quien se equivocara lo pagaría. La moneda cayó del lado rojiblanco al aprovechar Leo Baptistao un rechace en el área. En cuanto a lanzamientos entre palos, los locales se quedaron en 4 y los jabatos en solo 3 pese a llevar todo el dominio en el segundo tiempo. Otra muestra de que el favorito es capaz de trabajar sin balón.
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