El motero viajaba hasta Marruecos desde Alemania, era un joven de 22 años y se encontró con Aguadulce desde entonces supo que este era su hogar. Durante años trabajó como maestro electricista y entre idas y venidas a su país construyó su casa con sus propias manos en Vícar. Hasta que encontró el momento oportuno y lo dejó todo para instalarse en el sur. Hoy es uno de los más célebres conocidos entre los 300 puestos del mercadillo de Roquetas y el único en su categoría como bistro alemán.
¿Cómo surgió la idea de tener un bistró?
La idea no existía. Mi primer contacto fue en 1986, cuando fui a España por primera vez. Estaba en Aguadulce con mi moto y algunos amigos, de viaje hacia Marruecos. Desde entonces supe que este era mi sitio.
¿Cuándo decidiste venir a vivir aquí definitivamente?
En 2004. Llevo 20 años aquí. Pero el bistró no lo abrí hasta 2008.
¿Cómo fue abrir el bistró en plena crisis económica?
Para mí no fue una crisis como la del COVID que estaba todo cerrado, aunque tampoco lo pasé mal. Desde el primer día funcionó. Empecé con 30 o 35 asientos, y ahora tengo 110. Fue creciendo año tras año.
Antes de tener el bistró, ¿qué hacías en Alemania?
Trabajé 25 años como maestro electricista porque necesitaba ahorra dinero para vivir en Almería. En 1993 compré una casa en Vícar que construí con mis propias manos. Iba y venía de Alemania hasta que me instalé definitivamente aquí.
¿Tienes planes de jubilarte?
No todavía, aunque en cinco años puede ser. Ahora disfruto trabajando en el mercado, un día a la semana, también pongo el bistro una vez al mes en el rastro de Roquetas, y quiero seguir al menos tres o cuatro años más. Un día de trabajo son dos días de preparación antes y después del mercadillo porque tengo que comprar todo y después limpiar.
¿Tu público es mayoritariamente alemán?
Depende. En invierno, un 70% son alemanes porque muchos pasan el invierno aquí. En verano, vienen suecos, daneses, franceses y cada vez más españoles.
¿Qué es lo que más les gusta a los españoles?
No puedo decir algo específico, pero muchos vienen por la currywurst, las salchichas con curry, patatas fritas y una cerveza negra. Algunos de ellos trabajaron en Alemania durante los sesenta y vienen porque les recuerda a aquello.
¿Qué productos ofreces en el bistró?
Tengo cinco tipos de salchichas alemanas, patatas fritas y, en invierno, fricadelle (una especie de hamburguesa casera). También vendo cerveza alemana, cerveza española, cerveza de trigo y vino caliente en invierno.
¿Cuántas salchichas vendes en un día?
En invierno, unas 200 salchichas y 100 litros de cerveza. En verano es diferente; la gente toma más bebida y come menos salchichas debido al calor.
¿Cómo fue el proceso burocrático para abrir el negocio?
Era difícil, me tocó la lotería cuando me dieron la licencia. Hay que renovar la licencia cada año, soy autónomo, pero ya tenía experiencia en esto de trabajar por tu cuenta. Cuando llegué a Almería, tuve una venta de motos de importación alemana durante 3 años hasta que llegó la crisis del ladrillo y compré el bistró.
¿Cómo fue recibido en el mercado siendo extranjero?
Muy bien. Mis vecinos en el mercadillo son fantásticos, soy el único entre 300 puestos que tiene un tipo de negocio así, algunos vienen de lejos como Guadix o Antas, y llevamos trabajando juntos 16 años. Esta gente que está trabajando desde las cuatro de la mañana viene a las nueve en cuando abro a tomar cerveza negra y salchichas.
¿Cuál crees que es el secreto de tu éxito?
El ambiente, el sol, la cerveza y la comida. Todo junto. La gente con una sonrisa, hoy me ha llamado mi hermano desde mi ciudad, Hannover, y estaba nevando cuando aquí teníamos 22 grados en noviembre.
¿Qué pasa con el futuro del bistró cuando te jubiles?
Es complicado, todavía no se sabe. Las licencias por ahora solo se pueden heredar y hay una ley en Andalucía que no permite poner puestos de comida ambulante en las calles. Yo soy un afortunado que solo trabaja los jueves y los primeros domingos de cada mes en el SOHO de Roquetas.
¿Qué mensaje quieres compartir sobre tu experiencia?
Que todo lo que he hecho aquí lo hago porque me gusta. Amo la vida en Almería, la gente, estar rodeado de españoles. Es mi manera de disfrutar.
Patrik Weber se despide con su corazón lleno de cilindros sonriente, el calor y el apoyo de su mujer y el entrañable cariño de su labrador desde Roquetas de Mar donde ha construido una vida.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/355/la-foodineta/283998/el-motero-aleman-que-vende-100-litros-de-cerveza-y-200-salchichas-en-roquetas