El Resucitado recordó la buena nueva por las calles de Almería

La ofició el Obispo a las 11 y, tras ella, salió la procesión de Cristo Resucitado

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José Luis Laynez
22:03 • 20 abr. 2014

Ayer finalizó la Semana Santa más esplendorosa del siglo XXI en Almería. Digo esto por el buen tiempo reinante, por la gran afluencia de público en palcos y aceras, por la actitud de las Cofradías, por la excelente organización y majestuosidad de las procesiones, por la gran cantidad de penitentes y mantillas que han acompañado a los pasos, por los costaleros que los han portado sobre sus hombros y, en general, por toda Almería, que ha dado la talla.




No podemos hablar de que todo haya sido perfecto, desde luego. Algunas descoordinaciones entre pasos y saeteros, el retraso al pedir la venia de algunas Cofradías o la excesiva anarquía de otras tras abandonar Carrera Oficial nos recuerdan que  los hombres no somos perfectos. Pero un notable alto se le puede dar a las procesiones de la Semana Santa de Almería 2014.




Eolo quería ver algún desfile procesional de nuestra ciudad y ayer se asomó a ver al Resucitado. Pues podía haber esperado al lunes porque, soplando desde poniente, deslució enormemente la procesión.

La salida
El Obispo, Adolfo González, el deán de la Catedral, Juan Torrecillas, y dos diáconos concelebraron la Misa Estacional que dio comienzo a las 11 de la ya ventosa mañana del Domingo de Resurrección. Casi hora y media duró la Eucaristía, quizá demasiado larga, ante un auditorio que deseaba ver salir la procesión.




A las 12.45 el capataz, Juan Diego Linares, dio la orden a sus 30 costaleros para que cargaran con la imagen del Resucitado, esculpida por Coullaut Valera en 1960 y que representa la Transfiguración de Cristo saliendo del Sepulcro elevando la Cruz al Cielo en la mano derecha.




Los sones de la Agrupación Musical ‘Ntra. Señora del Mar’ de Huércal acompañaban el paso. Ante él, en la fila presidencial, figuraban el consiliario de la Agrupación de Cofradías, Manuel Pozo, la presidenta, Encarni Molina, el diácono Joaquín Espino y el seminarista José Antonio Rodríguez. La levantá del Obispo a la puerta del templo hizo que el cortejo  se pusiera en marcha.




Delante de ellos iban los hermanos mayores de las distintas Cofradías con sus báculos de mando. Las filas las componían 50 penitentes de blanco inmaculado, a los que antecedían 20 niños de acólitos con túnica de idéntico cromatismo, pequeña capa sobre los hombros y cinturón dorados ambos.




Tras pasar por calles Eduardo Pérez, Real y Gravina, el Resucitado llegó a Plaza Virgen del Mar. El alegre repique de campanas del Santuario anunció a Almería que Cristo había resucitado. Continuó el cortejo por calle General Tamayo para desembocar en el paseo e iniciar así Carrera Oficial. Eran las 2 de la cada vez más ventosa tarde.

Petición de venia
Tres nazarenos se dirigieron a la Tribuna Oficial para realizar la protocolaria petición de venia. Allí se encontraban el presidente de día, José Luis Cantón, acompañado por Alfredo Casas, José Antonio Sánchez y José Antonio Esteban. Todos ellos firmaron el acta de concesión de venia.




En la tribuna de autoridades, al lado, se sentaban los políticos: María Vázquez, Elita Abad y Esteban Rodríguez. Los palcos para el público en general (gran idea el ponerlos bajitos para poder ver desde atrás) se encontraban llenos de un público a quien cada vez molestaba más el fuerte viento de poniente.


Tras abandonar Carrera Oficial a las 3 de la tarde, el


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