Un doble crimen ocurrido en Canjayar, donde murieron asesinados un matrimonio de ancianos en su vivienda ha sido uno de los grandes misterios sin resolver del pasado siglo XX y que el juez Baltasar Garzón instructor del caso define como una espina clavada.. El matrimonio formado por Pedro Navarro de 70 años y Virtudes Andrés de 63 años fueron asesinados entre el 19 y 20 de noviembre de 1985. Los vecinos de la calle Santa Cruz extrañados por la ausencia de los ancianos, sospechando algún tipo de percance o enfermedad decidieron forzar la puerta trasera del domicilio. Uno tras otro los vecinos fueron penetrando en la vivienda quedándose paralizado ante el escabroso cuadro que presenciaron. La mujer estaba sentada en un sillón del recibidor con un fuerte golpe en la cabeza. Su esposo se encontraba en el suelo del pasillo con el rostro tumefacto y la camisa cubierta de sangre. La casa no presentaba signos externos de violencia y las puertas y ventanas se encontraban cerradas.
Alertada la Guardia Civil, una hora más tarde tomó posiciones impidiendo su acceso hasta la llegada del juez aflorando rumores sobre el suceso cuya primera hipótesis apuntaba a que Pedro Navarro hubiese matado a su esposa y luego suicidarse. Según parece, el móvil pudo haber sido el robo y esto lo explicaría todo, pero ni los vecinos, ni los amigos de las victimas escucharon ruidos o gritos.
El juez instructor fue Baltasar Garzón, entonces responsable del juzgado de instrucción número 3 de Almería, que ese día se encontraba de guardia en el juzgado número 1 dirigió la investigación.
El móvil del robo, barajado al principio, quedó descartado al comprobarse que el dinero extraído de la Caja de Ahorros por Pedro Navarro, unas 20.000 pesetas, se habían gastado en diferentes compras. Curiosamente, no apareció el objeto contundente utilizado por el autor o autores de los crímenes para golpear a los ancianos.
La autopsia reveló, que pasaron más de nueve horas entre la muerte de Pedro Navarro y la de su esposa. El estudio forense descartó la posibilidad de que el anciano atentara contra su esposa y después se quitase la vida.
La Guardia Civil recogió diferentes nuestras y huellas encontradas en la casa que estaban mezcladas con las de los vecinos que al principio entraron en la vivienda y descubrieron los cadáveres, por lo que la escena del crimen estaba totalmente contaminada.
Se habló que en el caso pudieran estar implicadas gente del pueblo o de municipios cercanos y que en esas fechas aumentaron los robos en viviendas y cortijos.
La Guardia Civil, trató en principio de localizar por aquellas fechas a un grupo de personas de raza gitana, que durante esos días habían acampado por la zona, pero tras diversas gestiones abandonaron esta línea de investigación. Caso no resuelto.
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