Pros y contras del ayuno intermitente

Numerosos médicos y nutricionistas no recomiendan seguir este tipo de estrategia

El ayuno intermitente es controvertido.
El ayuno intermitente es controvertido. La Voz
Mireya Roca
12:22 • 01 mar. 2024

Desde hace años, muchas personas siguen lo que ha venido a denominarse ‘ayuno intermitente’, una dieta popularizada para perder peso de forma rápida, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) y numerosos médicos y nutricionistas no recomiendan seguir este tipo de estrategia por las posibles afectaciones en la salud. 



 



Según los especialistas, este método de ingesta se basa en una total restricción calórica durante ciertas horas del día, es decir, se reduce la ventana de tiempo en la que se puede comer con el fin de disminuir el exceso de grasa, mejorar ciertas condiciones digestivas e incluso retrasar el envejecimiento celular. 



 



Isabel Viña Bas, médico residente de Endocrinología y Nutrición en el Hospital Fundación Jiménez Díaz de Madrid y fundadora de la firma IVB WELLNESS LAB®️, considera que el ayuno intermitente no es aconsejable para todas las personas. 



 



De hecho, la prestigiosa revista científica ‘Nature’ publicó en 2020 una información sobre las situaciones en las que no se debería recomendar el ayuno intermitente con fines terapéuticos: en niños y adolescentes, en mujeres embarazadas o lactantes, en personas con antecedentes de trastornos de la conducta alimentaria, en personas con un índice de masa corporal por debajo de 19 kg/m2 y finalmente en personas mayores de 70 años, por el riesgo de pérdida de masa muscular, problemas de deshidratación y/o predisposición a sufrir hipoglucemias o síncopes. 



 

¿Qué es el envejecimiento celular?

“Entendemos el envejecimiento celular como la pérdida de función, a todos los niveles, porque se acumulan radicales libres [sustancias de desecho] que van dañando nuestras células y, especialmente, las mitocondrias [nuestras fábricas de energía]”, explica Viña Bas. Y añade que con el envejecimiento se acumula suciedad y se va destruyendo nuestro material genético. “En definitiva, con el paso del tiempo, los mecanismos de reparación se ven afectados y disminuidos”. 

 

“Para ralentizar el envejecimiento celular, atenuar y evitar los daños, es más recomendable crear más fábricas de producción de energía, es decir, nuevas mitocondrias, así como reparar los daños producidos en las células y, por supuesto, eliminar aquello que no se puede reparar a través del proceso de autofagia”, prosigue. “La autofagia es un proceso en el que los macrófagos, las células encargadas de limpiar ‘la basura celular’, se comen a esas células que no se han podido reparar. Y es aquí donde puede entrar en juego el ayuno intermitente, uno de los diferentes mecanismos capaces de promover la autofagia. Eso sí, no es el único mecanismo existente, existen otros muchos muy saludables, como el ejercicio físico, que crea nuevas mitocondrias. Se recomienda, sobre todo, la combinación de cardio y fuerza, el tándem perfecto para envejecer saludablemente”, subraya la doctora. 

 

Además, “el ayuno puede llevar a la hiperatención e, incluso, a las conductas obsesivas con la comida y, a la larga, pueden dar lugar a trastornos de la conducta alimentaria. No digo que le suceda a todo el mundo, pero es una posibilidad que se debería tener en cuenta y más en personas con antecedentes de estos trastornos. Puede ser una estrategia para alguno, pero es mejor el ejercicio físico y la suplementación”, recalca. 

 

Es su opinión, “la práctica más recomendada y saludable para alargar la longevidad y, por tanto, evitar el envejecimiento celular es el ejercicio físico”. “Se deben favorecer las estrategias respetuosas con el cuerpo, no es necesario buscar actividades de ocio excesivamente físicas”, insiste.

 

Se recomienda asimismo de mantener un estilo de vida activo: caminar lo máximo posible (con el fin de combatir el sedentarismo característico de la sociedad actual) y realizar entre 150-300 minutos de ejercicio físico a la semana combinando en la medida de lo posible un ejercicio de fuerza y ejercicio cardiovascular. 

 

El ejercicio físico regular y constante “mantiene sanas las articulaciones y prolonga la flexibilidad, favorece la circulación sanguínea, eliminar toxinas y es una buena forma de limitar el aumento de peso”, destaca. “Además, ayuda a crear nuevas mitocondrias, que mejoran la respiración y la energía celular y, en definitiva, multiplican la vitalidad y restan el envejecimiento de las células”. 

 

“Al hábito saludable del deporte podemos sumarle una alimentación rica en antioxidantes naturales, pero también la incorporación de una suplementación avanzada específica, rica en vitamina C, Coenzima Q10 o creatina monohidrato, para reparar esas mitocondrias dañadas”, concluye.


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