Una Almería bañada en ‘Salitre’: Quique González y el Cabo de Gata

El periodista Chema Doménech repasa en un libro cómo se gestó un álbum que cumple 15 años

Doménech y González, el libro del primero y el sencillo Crece la hierba (Fotos: Fernando Maquieira).
Doménech y González, el libro del primero y el sencillo Crece la hierba (Fotos: Fernando Maquieira). La Voz
Evaristo Martínez
11:56 • 03 abr. 2016

Un tipo camina por una carretera que lleva al corazón del mar, de un celeste que se funde con el cielo. Sólo vemos su silueta, debe de ser joven. Va en manga corta, la melena revuelta. En su mano izquierda, una guitarra. Parece ir sin rumbo, pero tener claro hacia dónde se dirige.




Esta imagen, tomada por el fotógrafo Fernando Maquieira cerca del Mirador de la Amatista del Cabo de Gata un 9 de marzo de 2001, viernes, sirvió para ilustrar dos meses después ‘Salitre 48’, el segundo disco de un madrileño del 73 llamado Quique González. Un álbum que fue punto de inflexión en la trayectoria de uno de los mejores cantautores en lengua castellana, con diez trabajos a sus espaldas. El más reciente, ‘Me mata si me necesitas’, ha vuelto a deslumbrar a crítica y público.




Para celebrar estos tres lustros, el periodista Chema Doménech (Madrid, 1972) acaba de lanzar ‘Salitre 48. Quique González en el disparadero’, libro que narra cómo se gestó aquel carismático álbum. “Salitre 48’ es uno de los discos de mi vida. No sólo por las canciones sino que está muy vinculado a mi vida, le tengo mucho cariño. En aquella gira empecé a ir a sus conciertos, pude entrevistarle y comenzó nuestra amistad”, cuenta Doménech, autor del blog musical ‘Esacancionmesuena.com’.




A través de distintos testimonios y de una conversación con el cantante en Villacarriedo, su refugio cántabro desde hace una década, Doménech traza un “retrato” de ‘Salitre 48’ por el que se cuela un perfil del creador de temas como ‘Vidas cruzadas’, ‘Aunque tú no lo sepas’ y ‘Palomas en la Quinta’. “No quería hacer una biografía sino ceñirme a esos dos años desde que sale de Universal [su debut, ‘Personal’, no cuajó] hasta que lo vuelven a fichar. Y para saber de dónde viene ‘Salitre 48’ tenía que contar ese momento vital: el tiempo que pasó trabajando en las canciones, los viajes, la que era su novia Violeta -a quien dedica el disco-, lo que sucedió con las maquetas, grabadas en el estudio casero de Carlos Raya y que acabaron viendo la luz así...”, dice.

Luz y soledad
El relato de Doménech comienza -y acaba- en tierras almerienses. “Quise empezar en el Cabo porque tenía sentido: Quique había peleado dos años por el disco y en ese momento ya sabía que iban a publicarse las maquetas con Raya. Estuvieron una semana en Almería y se rieron mucho, lo pasaron genial”. 




Ese fue el inicio de la relación de González con el Cabo de Gata, donde llegó gracias a Maquieira, conocedor de la zona y con familia en El Pozo de los Frailes: San José, las minas de Rodalquilar, La Isleta y el bar de Jo fueron algunos de los lugares en los que disparó su cámara. “Fernando pensaba que esos parajes eran ideales para ilustrar la travesía por el desierto de Quique. Por eso es tan emblemática la imagen: él caminando por la carretera; sin rumbo pero con luz. Así son las canciones del disco: hay soledad, pero también mucha luz”. 




Tras aquellas sesiones (el libro recupera algunas de las imágenes, como la que ocupa su cubierta), González y Maquieira regresaron dos meses después para grabar el videoclip de ‘La ciudad del viento’. La portada de este sencillo, así como las de ‘Salitre’ y ‘Crece la hierba’, también muestra al músico en paisajes del Cabo.




“Me consta que Almería es un sitio que inspira a Quique y que ha veraneado en Agua Amarga”, detalla Doménech. En el bar de Jo, en Los Escullos, se recogió tras la gira de ‘Salitre’ para preparar su tercer disco, ‘Pájaros mojados’. Y cuando visitó el pasado mayo el Apolo con la gira ‘Carta blanca’ anunció que iba a quedarse en el Cabo para dar un empujón al nuevo álbum. “Y así fue. Estuvo dos o tres días hasta que terminó una de las canciones que ahora están en el disco. Aunque no sé decirte cuál es”. 

Una perfecta coartada para volver a bucear como detectives en ‘Me mata si me necesitas’ buscando, otra vez, la huella del salitre almeriense.



Un libro ‘peleado a la contra’

Tras varios desencantos con la industria, Quique González decidió en 2003 tomar las riendas de su carrera casi de forma artesanal. Lo anunció en la carta ‘Peleando a la contra’, título que tomó de un recopilatorio de Bukowski. Así bautizó su siguiente gira. Algo de ese espíritu, de la declaración de principios de un músico tan coherente como el madrileño, hay en este libro. “He tenido ofertas de editoriales pero no me convencían las condiciones. Y no sólo las económicas sino de fechas y edición: quería tener el control en cuanto a diseño, tipografías...; hacer algo bonito, especial”. 


Por eso decidió autoeditarlo y ahora puede adquirirse en la web de Quique González, en sus giras y en el blog del periodista. “Hay librerías especializadas en música que me lo están pidiendo. Y en otras llega gente preguntando por él porque piensan que está a la venta, lo cual ha sido una sorpresa. Poco a poco, peleando a la contra, iremos llegando a más sitios”.




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