La Torre de Huércal-Overa, nominada a los premios internacionales Aga Khan

El estudio almeriense Castillo Miras rehabilitó la atalaya, que ahora compite con 18 proyectos

Evaristo Martínez
01:00 • 11 may. 2016

La rehabilitación de la Torre Nazarí de Huércal-Overa, ejecutada por el estudio almeriense Castillo Miras en 2010, opta al XIII Premio Aga Khan de Arquitectura junto a otros dieciocho proyectos de todo el mundo. Estos galardones, que se conceden cada tres años, quieren reconocer las mejores actuaciones arquitectónicas, urbanísticas o paisajísticas vinculadas al mundo musulmán.




Junto a la atalaya almeriense, la Biblioteca Adolfo Suárez de Ceuta es la otra edificación española que ha conseguido ser finalista en esta edición, a la que han optado 348 proyectos de 69 países.




“Ser candidatos a este premio es una oportunidad única para que nuestro trabajo tenga exposición internacional”, afirma en declaraciones a LA VOZ el arquitecto Luis Castillo. Junto a su socia Mercedes Miras-Varela, el estudio ha llevado a cabo otros proyectos como la recuperación de los Hornos de Calcinación de Lucainena de las Torres, la restauración de la Torre Nazarí de Tahal y la del antiguo edificio del Liceo de Almería para adaptarlo a lo que hoy es sede del Centro Andaluz de la Fotografía.




Promovida por la consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y financiada a través de los Fondos FEDER (con la colaboración del Ministerio de Fomento y del Ministerio de Cultura con cargo a los Planes y Programas para la conservación del Patrimonio Arquitectónico e Histórico ‘1 % cultural’), la rehabilitación de la Torre Nazarí y la mejora paisajística del entorno contó con un presupuesto muy próximo a los 640.000 euros.




Con su candidatura a los Premios Aga Khan, la Torre Nazarí de Huércal-Overa se mostrará al mundo junto a la Doha Tower de Qatar, la Escuela Flotante del barrio nigeriano de Makoko o el parque público Superkilen de Copenhague, por ejemplo. 




“Huércal-Overa va a ser conocida internacionalmente a través del que, es sin duda, uno de sus principales atractivos: esta promoción es de un carácter relevante para nuestro pueblo”, expresa a través de un comunicado de prensa Mónica Navarro, concejal de Turismo del Ayuntamiento.




Desde su rehabilitación, la Torre Nazarí, también conocida como Castillo de Huércal-Overa, se ha convertido en uno de los elementos más reconocibles de la zona: acoge visitas guiadas, talleres infantiles, tiene una sala de exposiciones y sirve de escenario para realización de fotografías y de obras audiovisuales. “El Ayuntamiento está realizando una gran labor y lo ha potenciado como elemento turístico y cultural”, apunta Castillo. 




El árbol de la vida
Construida en el siglo XIII en la cima de una colina que domina los valles cercanos, de la antigua fortaleza -parte de un cinturón defensivo de la frontera- sólo se han conservado los elementos centrales. Está declarada Bien de Interés Cultural.


Una de sus singularidades es que en su interior alberga un árbol de la vida. “Es una figura decorativa que los musulmanes empleaban para representar al universo; un símbolo, además, presente en muchas culturas. La descubrimos durante la rehabilitación y sólo existe documentada otra en el castillo de Gibralfaro, en Málaga. El Ayuntamiento de Huércal-Overa ha llevado a cabo una gran campaña de publicidad con él y lo ha convertido en todo un símbolo para el pueblo”, detalla el arquitecto almeriense. 


El XIII Premio Aga Khan de Arquitectura, dotado de un millón de euros (que puede repartirse entre varios aspirantes y que reconoce,  además de la labor de los arquitectos, a las instituciones y entidades que han promovido los proyectos) se fallará el próximo otoño.


Una intervención "modesta y arriesgada"
El estudio Castillo Miras (en la foto, los arquitectos Luis Castillo y Mercedes Miras-Varela) califica de “modesta y arriesgada a la vez” la actuación en la Torre Nazarí. “Pretende mostrar la intemporalidad de las formas tradicionales, hechas por constructores y artesanos anónimos, en contraste con la naturaleza ligera, evanescente y degradable de lo contemporáneo”.


Los objetivos fueron hacer la torre “accesible” y restaurar la edificación “eliminando las adiciones contemporáneas” e intentando preservar los materiales originales.


Para recuperar el acceso original diseñaron una escalera de acero corten, “un elemento circular y oxidado de carácter provisional”. Este cilindro de acero “se perfora selectivamente” para crear vistas controladas del paisaje, invitando a la contemplación de un “horizonte desértico”.



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