La figura del doble y el juego de los espejos y las identidades son dos de las ideas sobre las que se asienta ‘Yo soy el otro’ (Acantilado), la última novela de Berta Vías. Una obra de ficción que bebe de la biografía de José Sáez, torero que por su parecido físico y amor por la fiesta “pudo ser Manuel Benítez El Cordobés, pero se quedó en el otro”, eclipsado por la fama de uno de los diestros más célebres de todos los tiempos.
La narradora madrileña mantuvo ayer un encuentro literario en el Museo de la Guitarra, en el marco de la Feria del Libro de Almería, a propósito de este libro en el que “no aparece ni una corrida y sólo un toro pintado en un abanico”. “No soy antitaurina, pero tampoco taurina, de hecho, he asistido a una corrida en toda mi vida”, confesó.
Durante el proceso de documentación, Berta Vías recorrió España tras la pista de este personaje misterioso al que, 50 años después, todavía recuerdan en algunas plazas casi como un impostor que iba a torear en lugar de El Cordobés. “Tuve la oportunidad de conocerlo cuando ya llevaba bastante escrito y, al enfrentarme a él, me quedé absolutamente bloqueada, estuve un tiempo sin poder seguir adelante”, confesó.
En respuesta a algunas de las preguntas que le planteó Manuel García Iborra, coordinador de la feria que, en este caso, ejerció además como presentador del acto, la escritora aseguró que ha tratado de ser respetuosa con la vida personal de su protagonista y de El Cordobés.
“Siempre he sentido la curiosidad de saber cómo reaccionaría Manuel Benítez al ver el libro, pero al parecer no lee ni las crónicas sobre sus festejos”, apuntó.
En cuanto a José Díaz, la autora de ‘Yo soy el otro’ explicó que dice haberlo leído, aunque mostró sus reservas al respecto. “Lo único que pudo hacer José Sáez que nunca hizo El Cordobés fue dejar de torear en cuanto se le puso entre ceja y ceja hacerlo”, indicó Vías.
Obsesiva de la traducción
Autora de narrativa (“cada una de mis novelas tiene una nacionalidad”), relato y ensayo, Berta Vías (Madrid, 1961) reconoció ser una obsesiva de la traducción, actividad a la que también se dedica a pesar de la entrega que requiere y lo mal considerada que está. No en vano, contó haber tenido alguna mala experiencia cuando han intentado traducir sus textos.
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