’Mar de plástico’ se despide esta noche tras dos temporadas en antena. ¿No quedará ninguna puerta abierta?
Por lo que sabemos, el ciclo termina aquí. Así estaba previsto desde el principio, por lo que salvo sorpresa éste será el final.
Almería ha sido un personaje más de la serie. ¿Cómo será su despedida?
Este capítulo final va a tener aún más exteriores. Creo que es el mejor capítulo de la serie por producción e intensidad: ojalá siempre pudieras estar rodando el último capítulo, que todos fueran así. Almería se va a ver mucho, como siempre, y habrá localizaciones muy reconocibles para vosotros.
¿Habrá, pues, mucha tensión?
Es un capítulo frenético, con muchísima acción hasta llegar al desenlace que tanto esperamos. Hemos grabado dos finales y será el público quien decida cuál se emite.
¿Echa ya de menos a Salva, su personaje?
Sí, la verdad es que sí. En todos los proyectos te llevas algo personal y aquí echaré de menos no solo a Salva sino a mis compañeros. Estoy orgulloso del trabajo que hemos hecho: es un buen producto, que ha ha gustado, hecho con cariño y respeto. Y además le hemos dado más vida a los rodajes en Almería, una provincia con sitios geniales. También ha sido un lujo trabajar con almerienses en el equipo.
La serie comenzó con polémica, incluso cuando solo era un proyecto, y se despide con un idilio con Almería. ¿Cómo lo han vivido desde dentro?
Conocíamos esa pequeña polémica pero nunca nadie, jamás, nos ha dicho nada malo. Al contrario, incluso nos han hecho bromas. Tenéis un humor andaluz pero a la vez muy autóctono, más cerradete, más negro, que me divierte mucho. Pienso que la gente le ha gustado vernos trabajar allí y disfrutando de la ciudad y creo que la ciudad ha disfrutado de nosotros.
Han sido como una gran familia.
Sí, técnicos, actores, producción... Ha sido como aquellas convivencias del colegio: todos juntos en Almería, durante más de un mes, en el mismo hotel, trabajando de siete de la mañana a siete de la tarde. El equipo se va con la sensación de haber hecho algo que ha gustado. Las cosas tienen más mérito cuando se hacen bien, y si encima gustan, más contentos.
’Mar de plástico’ ha permitido que descubramos a nuevos talentos. ¿Qué compañero le ha impresionado especialmente?
El papel de Federico Aguado es digno de ser premiado. No es fácil interpretar a un discapacitado, no es fácil ser Sergio Rueda. Él me ha hecho llegar a sitios en los que he visto al personaje, no al actor. Nosotros jugamos con la desventaja de que ya conocemos el guion o hemos estado en el rodaje y eso juega un poco en nuestra contra. Sin embargo, Fede ha conseguido que haya visto su personaje. No digo que otros compañeros no lo hayan hecho pero él suyo ha sido un trabajazo.
También se han llevado el aplauso de la crítica: Premio Ondas (Pedro Casablanc), Premios Iris (dirección y Belén López), nominaciones a los Fotogramas de Plata, los Feroz...
Series como ‘Mar de plástico’, que además gustan al público, demuestran que ahora somos capaces de cosas que antes no se podían hacer. La industria española está resurgiendo y nuevos sistemas, como Netflix o Atreseries, van a lograr que esto siga adelante con productos serios, buenos y con una factura que pueden competir en cualquier sitio.
Usted tiene raíces almerienses. ¿Qué rincón ha descubierto ahora?
Mi bisabuelo y mi abuelo eran de Almería; de hecho, el primero fue gerente de la Plaza de Toros. Mi abuelo se fue a Madrid pero dos hermanas se quedaron en Garrucha. Conocía Tabernas pero no había estado dentro, en sitios tan mágicos y tan clásicos del cine español e internacional. Aunque me quedo con La Almadraba de Cabo de Gata: ese lugar tiene algo muy especial.
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