María Auxiliadora recorrió las calles de Los Molinos rodeada de devoción

A las nueve de la noche se abrían las puertas de la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, en el almeriense barrio de Los Molinos, desde donde se inició la procesión con la imagen de María Auxiliadora. Un barrio que le profesa especial devoción a la imagen mariana, desde que la comunidad de religiosas  Hijas de María Auxiliadora llegaron a la ciudad  y que viene realizando desde hace más de cincuenta y cinco años en Almería.

En la presidencia se situaron el párroco, Santiago Barquín; la presidenta de la Asociación María Auxiliadora, Carmina Oña; y la hermana María del Carmen Moreno, de la comunidad de religiosas Hijas de María Auxiliadora. 

“Todos los años venimos a la procesión, aunque en la actualidad nuestra Comunidad no está en Almería. Yo he estado más de treinta años”, rememoró la hermana María del Carmen Moreno.

Por su parte, la presidenta de la Asociación de María Auxiliadora, Carmina Oña, colectivo que organiza cada año la procesión, indicó que con la procesión “buscamos que la gente se acerque a la Virgen, que vea que está, que nos ama. Nos gustaría que los numerosos devotos vinieran con más frecuencia a la iglesia, porque Ella está allí”, señaló la presidenta de la AMA. Un colectivo que realiza muchas misiones en la comunidad parroquial, como catequesis a distintos grupos. 

La imagen de María Auxiliadora, sobre su paso portado por costaleros y que dirigió su capataz, Macarena Giménez, auxiliada por Ángel Rubio y Antonio Daniel Carreño, recorrió las calles y plazas del barrio de Los Molinos. La Agrupación Musical Nuestra Señora del Mar acompañó, musicalmente, el andar de los costaleros.

Momentos de especial emoción se vivieron al paso de la imagen de María Auxiliadora  ante la casa-hermandad de la Cofradía de Coronación, donde integrantes de la Hermandad recibieron el cortejo con su bandera y haciendo entrega de un ramo de flores a la Virgen; en el quiosco que lleva por nombre el de María Auxiliadora y en la casa Don Bosco, donde residió la Comunidad. 

El párroco, Santiago Barquín, recordó que “hay que trabajar para que la juventud del barrio se integre en la vida de la comunidad parroquial. Le he ofrecido a Coronación trabajar para que esta fe pueda echar raíces”.