Esta edición ha recaído por primera vez sobre una periodista almeriense, Mar Abad, quien logra alcanza el premio tras quedar finalista en 2016. Se alza con la victoria de entre 144 trabajos procedentes de 16 países, con su artículo: ‘Flâneuse: las mujeres aún tienen que conquistar las ciudades’, publicado en la revista Yorokobu. El reportaje expone cómo el diseño de una ciudad puede convertirse en una barrera invisible para todo un género. Nos sitúa frente a nuestra cotidianeidad urbana para quitarnos la venda del micromachismo que condiciona la vida de la mitad de quienes viven en todas las urbes, hasta el punto de hacernos sentir incómodas sin saberlo.
100 años de mecenazgo
El acto fue abierto por Francisco Cañadas, responsable del servicio de premios de la Fundación Unicaja, quien ponía de manifiesto la importancia del mecenazgo institucional. En el caso de Unicaja, lleva cien años apoyado el talento de nuestra sociedad, con el hermoso marco de nuestra escritora y periodista más prolífica, Carmen de Burgos, como elemento dinamizador del certamen.
La presidenta del Colegio de Periodista de Almería, Covadonga Porrúa Rosa, ejercía de maestra de ceremonias en una edición muy especial porque se despide de su presidencia después de trece años. Estos premios siempre van precedidos por la conferencia de Concepción Núñez Rey, la biógrafa oficial de nuestra Carmen de Burgos y catedrática de Literatura, que ha dedicado su vida a desenterrar esta figura. En cada edición nos deleita con media hora muy corta para todos, esbozando alguna faceta de las múltiples que se pueden acotar sobre Colombine.
Concha y Carmen en Portugal
Y Concha toma la palabra para reñirnos públicamente a la ciudad por haber dejado pasar la oportunidad de que la nueva Biblioteca Municipal llevase el nombre de Carmen de Burgos. Aduce que muchos almerienses no saben aún quién fue esta mujer y toda la obra que generó de índole intelectual y social y de calado UNIVERSAL. Porque no verán nuestros ojos otra personalidad que haya hecho tanto por nuestro país, que se haya ninguneado tanto por la Historia y a la que todavía se le racaneen los homenajes.
Especialmente sentidos si viene o no desde la ciudad que la vio nacer y donde vivió sus primeros treinta años; esa tierra que siempre llevó en su enorme corazón y desplegó en su extensa obra. Después del largo aplauso nos vamos de la mano de ambas, Carmen y Concha a Portugal. Ella era hija y hermana de los vicecónsules de Portugal durante medio siglo y aprendió portugués muy niña. “La bandera de Portugal que acariciaba con su sombra la fachada de mi casa”, expresaba la escritora en una hermosa alegoría.
Nos va desgranado los viajes de Carmen a lo largo de su vida al país vecino, culminando su enamoramiento con la compra de ‘El Ventanal’, la casa que compartió con Ramón Gómez de la Serna durante cinco o seis veranos y que sin duda representaría para ambos su etapa más hermosa. Nos explica con pasión su propia experiencia al visitar aquella casa portuguesa en ruinas, hoy desaparecida. Se interrumpe a sí misma en su afán de no desperdiciar un minuto. El calado intelectual que llegó a tener Carmen en Portugal fue mucho más intenso y anterior al conseguido en España, calibrado a través de los reconocimientos más ilustres.
De sus viajes y relación cultural revivió la idea política del ‘Iberismo’, corriente que defendía el anhelo de reunir en una confederación ibérica a ambos países, muy potente en el siglo XIX y que Carmen ejerció durante toda su vida con hechos. Como siempre es una pena que Concha tenga que cortar su discurso, porque la vida de Carmen es como una gran novela. Pero hoy es el día de la premiada y nos disponemos a celebrarlo con ella.
Mar Abad
El salón de Unicaja este año está especialmente repleto. Es una alegría que la premiada sea de la tierra. Después de presentárnosla como una prolífica e inquieta periodista del siglo XXI, de recibir físicamente su galardón, Mar Abad nos habla de su simpatía por la figura y obra de Carmen de Burgos. Confiesa que la ha conocido a través de la creación de estos premios y de la que ha quedado prendada. Al tiempo argumenta la importancia de hacer periodismo en positivo sobre lo cotidiano.
No siempre tiene que ser noticia lo excepcional y la tragedia, algo que comparto totalmente. Cada vez más a menudo los noticiarios y los reportajes recogen la crónica negra, olvidando la poderosa herramienta que es tener a tu disposición algún altavoz para intentar mejorar nuestro entorno. Mar Abad despliega la perplejidad que le supuso descubrir, a través de su entrevista a una catedrática de arquitectura, y yo añadiría con perspectiva de género, que en todos los lugares de la tierra haya calles, plazas y parques diseñados por los hombres sin pensar en las mujeres. Después pasa a exponer con imágenes ejemplos sobre su simpatía por la figura y obra de Carmen de Burgos en su faceta periodística, de la que confiesa aprender muchísimo más que de sus contemporáneos.
Y después de pasear otra vez con Carmen de Burgos, una es más feliz al menos dos semanas. Es una píldora de optimismo. En el aire queda una de sus frases como regalo: “Hay que vivir en el paisaje interior de nuestras almas, nadie es nada si no se mira a sí mismo.”
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