Llegó al país sudamericano por casualidad hace casi una década y hoy es una de las periodistas de referencia que informan desde allí sobre la situación convulsa que viven los venezolanos. En esta entrevista, Alicia Hernández (Almería, 1984) cuenta las dificultades a las que se enfrenta a diario y da algunas claves para evitar la manipulación que rodea a este conflicto.
¿Cómo separar el grano de la paja para saber lo que está ocurriendo en Venezuela?
En España nos haríamos un gran favor si elimináramos la mayoría de los programas de tertulianos que opinan sobre Venezuela sin haberla pisado una mísera vez. Yo he escuchado verdaderas barrabasadas. Lo ideal es aguantar la información cinco minutos, contrastar y confiar en los que estamos sobre el terreno.
Entonces, ¿podemos fiarnos de lo que cuentan los medios?
Depende de qué medios. Lo más interesante es consultar varios y formarse opinión a partir de ahí. Yo tengo mis medios confiables y todos son digitales. Como dice la periodista venezolana Luz Mely Reyes, hubo una suerte de primavera digital en Venezuela forzada por la censura y el bloqueo de los medios tradicionales. ‘Efecto Cocuyo’, ‘Runrun’, ‘El Pitazo’, ‘Armando Info’ y ‘Crónica Uno’ son fuentes súper confiables.
¿Y las redes?
Los venezolanos tienen que recurrir a ellas, pero hay que hacer cura de contenido. Para un periodista quedarse en las redes es obviamente un fracaso. Hay que contrastar, preguntar. Por redes se han difundido bulos gigantes por parte de voceros del Gobierno y de la oposición.
Los periodistas están en el punto de mira. ¿A qué dificultades se enfrenta?
La primera es el acceso a las fuentes. Las fuentes oficiales apenas contestan a temas concretos. Pero es que también ocurre con las cifras, no tenemos datos oficiales.
Pero obviamente hay obstáculos más graves. Por ejemplo, la falta de acceso físico a sitios como la Asamblea Nacional. La custodian la Guardia Nacional y grupos de choque afines al Gobierno que están armados y dispuestos a atacar a la prensa. En ocasiones han agredido y robado teléfonos y equipos. Y no solo eso: cuando se supo de la fuga del preso político Iván Simonovis, retuvieron a al menos siete trabajadores de prensa. Solo salir a la calle puede suponer un riesgo.
Estas son las dificultades sencillas que hay en Caracas, pero hay compañeros que han tenido que salir al exilio, como los de ‘Armando Info’. Luego en las zonas mineras, las amenazas son más fuertes. Y se sufren muchísimas presiones: hay censura y autocensura. Los periodistas nacionales son los que lo tienen más jodido.
¿Calificaría de preguerra civil la situación?
Me hace gracia ese término. Se lleva usando en España desde que llegó Maduro o antes. En el imaginario español, significa que una parte del ejército se subleva frente a otra en el Gobierno. Aquí, para que hubiera una guerra así, tendría que haber una fractura muy grande del Ejército y el estamento militar es altamente corporativo. Es decir, las armas están del mismo lado. Todos los días hay leves estallidos en distintos sitios de Venezuela que ni siquiera en Caracas terminamos de saber porque las comunicaciones no son las mejores. Pero no es lo mismo un estallido social que dos bandos armados peleando.
¿Puede ilustrar con ejemplos concretos hasta qué punto llegan la falta de medicinas y de combustible?
La falta de medicinas llega a cosas tan concretas como que en estos días estamos viendo cómo caen, literalmente como fichas de dominó, los niños que necesitan un trasplante de médula del Hospital J.M. de los Ríos. ¿El combustible? En el interior hay gente que hace colas de 32 horas para llenar su tanque.
¿La solución a la crisis pasa por Juan Guaidó?
La solución pasa por todos los venezolanos, que son ambos bandos, o todos los bandos que hay, que son muchos. Los ciudadanos tienen que ver qué quieren hacer con su país. ¿Que puede haber mediación de fuera? Pues bien, pero la solución ha de venir de dentro.
¿Cómo valora el papel de España?
España está teniendo un papel fundamental dentro de la UE para coordinar esfuerzos y ayudar, pero no le corresponde tomar decisiones.
¿Y cuál es el sentir del pueblo venezolano?
En redes parece que mucha gente está a favor de la intervención militar, que es la cosa más suicida y loca para Venezuela. Pero si te vas a la calle y hablas con ellos, la mayoría lo que quiere resolver es su día a día y, sobre todo, el tema económico, que es lo que le afecta más.
Sea sincera, ¿tiene el Gobierno de Maduro los días contados?
Desde abril de 2013, cuando llegó al Gobierno, se dice que tiene los días contados. Y estamos en 2019. Habrá que ver qué ocurre con las negociaciones y si se plantean unas Elecciones Presidenciales. Pero parece que no. No está habiendo la suficiente presión para lograrlo.
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