Las niñas pescaderas

El Mercado Central de Almería, la Plaza, siempre fue el ágora de las mujeres del siglo XX

Las niñas más famosas del Mercado de Abastos.
Las niñas más famosas del Mercado de Abastos. La Voz
Mar de los Ríos
07:00 • 07 jul. 2019

La Plaza de Abastos de la capital es uno de los edificios más emblemáticos de nuestro casco histórico. Fue construido por el arquitecto municipal Trinidad Cuartara a finales del siglo XIX, como parte de la modernización de la ciudad medieval que hasta entonces era Almería. La edad de oro del Mercado de Abastos se produjo durante todo el siglo XX, cuando se centralizaron las compras del avituallamiento diario de gran parte de la población de la capital y no existían las grandes superficies.



Y entre 2009 y 2012 se realizan las obras de remodelación profunda de dichas instalaciones, invirtiéndose 14 millones de euros en una obra que acabó calificándose como faraónica. Los años de rehabilitación del Mercado Central fueron difíciles para los dueños de los puestos, hasta tal punto que, algunos decidieron no volver. Definitivamente la manera de llenar la nevera por parte de los almerienses había cambiado por muchas razones, que hacían que, la entrega de unas instalaciones modernas y renovadas a los dueños de los puestos, no fuese el revulsivo esperado para aumentar las ventas. El ambiente bullicioso de los pasillos de antaño, el vocerío de la mercancía que llenaba el aire y las docenas de mujeres comprando desde bien temprano, todo eso ha muerto. ¿Quizá para siempre? 



Ahora gusta pasear por entre las calles impolutas de la planta baja de la carne y la verdura o bajar al sótano ocupado por el pescado y un supermercado. Y lo que más choca es el silencio. Nadie ofrece la mercancía, no es necesario. Todo lo más, cuando pasas por algún puesto de pescado, oyes susurrar: “mira, niña, los salmonetes tan lindos que tengo hoy”. Hay muy pocos clientes a las diez de la mañana de un día de diario. En la planta primera encuentro a muchas mujeres despachando los puestos, pero sus nombres no figuran en los carteles numerados que los identifican.  



Y resuelvo que quiero hablar con alguna mujer de la plaza que me cuente cómo es la realidad el día a día de este hermoso Mercado de Abastos vestido de limpio, pero que huele a tristeza.



De entre todos los puestos elijo uno de pescado, la planta donde las féminas son mucho menos comunes. Puesto 37: Pescadería y Marisquería hijas de Juan Morato: Lidia, Loreto y Maribel. Están situadas en el mejor sitio del sótano, en el centro. Les comento que quiero entrevistarlas para mi serie de verano y son las únicas que aceptan sin titubeos. 



Maribel es la mayor, lleva en el puesto 20 años, Loreto es la mediana, lleva unos 17 años y Lidia es la pequeña, que acuerda no acercarse a contestar a mis preguntas, mientras se encargar de atender. También está en el puesto Encarni, a la que llaman cariñosamente “la adoptada” y que forma parte del equipo.



Son del barrio de Pescadería, representan la segunda generación de pescaderos, sus maridos tienen barco faenero y saben de lo que hablan cuando vamos desmenuzando la realidad de la venta de pescado en el Mercado Central de Almería. Contesta a mis preguntas Loreto, con algunas incursiones de Maribel.



¿Cómo es vuestro día a día, vais las tres juntas a todas partes? 

Vamos juntas a todos sitios, sí. Nos levantamos a las 4,30 de la mañana, vamos a la nave, primero a comprar un tipo de pescado y después a  la lonja a recoger otro y nos venimos a la plaza sobre las 6,30. Nos tomamos nuestro cafelico y nos ponemos a montar. Estamos en el puesto hasta las 14,30 o 14,45 h en que recogemos. 


¿Hay alguna que ejerce de jefa o decidís las tres por igual?

Las tres mandamos por igual. (Las felicito, siempre me ha parecido que trabajar con la familia debe de ser un hándicap. Ellas me dicen que no, que para nada. Sonríen todo el tiempo)


¿Por qué hay tan pocas mujeres que regentan pescaderías, es un sector muy masculino?

Sí, es un sector muy masculino, y ahora verás más aquí, hay cuatro o cinco puestos con mujeres, pero antes no era así. Pero nosotras no nos sentimos discriminadas en absoluto. Sí que es verdad que siempre está el típico cliente que por ser mujer se piensa que... (No termina la frase) pero que, bueno, que a nosotras nos da igual, nosotras no hacemos ni caso y a lo nuestro. Nuestra clientela es clientela fija de muchos años, nosotras somos “las niñas de la plaza” la gente nos conoce así y dicen: “vamos a comprar al puesto de las niñas.”


¿Qué diferencias hay entre los productos que vendía vuestro padre y las mesas que montáis ahora vosotras, cómo ha cambiado el género?

Antes había mucha más variedad de pescado que ahora. Ahora hay mucho de lo que se llama pescado de Almería, pero antes había muchos más tipos. (Les recuerdo los chanquetes como la delicatesen de mi infancia o las coquinas que recogíamos entre la arena de las orillas de casi todas las playas de Almería. Me dicen con caras tristes que eso ya no existe)


¿Cuáles son los pescados más vendidos ahora, qué se vende más?

Pues mira, ahora en verano la sardina, pero el boquerón de Almería es lo mejor y sale mucho. Nosotros tenemos barco: “Señora de Loreto” lo manda mi marido que es el patrón y nosotros traemos pescado de Almería directamente. 


Una duda que siempre he tenido, ¿por qué el Gallo Pedro es un pescado  tan caro siendo de Almería?

Porque hay muy poco. Puedes encontrar algunas cajas sueltas por la tarde, pero es que ya hay muy poco. Luego viene algo de Gallo Pedro de Huelva y de Marruecos.


Para vosotras, ¿cuál es el mejor pescado y que la gente no lo valora como debiera?

A mí, en verano, como una sardina a la plancha no hay nada (interviene Maribel). A mí me encanta la brótola frita (contesta Loreto) Hablamos de los bares típicos de Almería que ya han desaparecido del centro, los de la plancha con pescado fresco y rico y que solo quedan prácticamente en los barrios pescaderos. Reconocen que la gente joven no tiene el gusto desarrollado para este tipo de productos y eso influye mucho en las ventas y en la continuidad de esos bares. 


¿Y vosotras abrís por la tarde-noche, qué acogida ha tenido el plan de degustar los productos de la plaza en algún puesto que los cocinen en la misma Plaza?

Esa idea no ha tenido mucho éxito. Nosotras no abrimos por la tarde, no se nos costea. Hay un turno de tarde de 6 a 9, pero no viene nadie. Y cocinar nuestro pescado en la Plaza, sí, de 1 a 3 del medio día alguien compra algo y se lo llevan a un puesto de arriba, sobre todo turistas, que hay dos puestos donde pueden preparárselos para comer, pero son los menos. No ha calado esa idea.


Y la remodelación de la Plaza, ¿ha aumentado o ha disminuido las ventas?

(Silencio) Las ventas están muy flojas. La juventud no viene a la Plaza y la gente que venía ha envejecido mucho.


¿Qué podéis aportar como idea para que esta tendencia cambie?

No sabemos, porque nuestro horario de venta es de 8 a 3, por la mañana y por la tarde no se costea.


¿Vendéis por internet?

No, nosotras por internet no trabajamos. Nosotros trabajamos con  clientela fija de aquí y podemos llevar los pedidos a casa si se quiere.


¿La clientela de entre la semana o la del fin de semana, es distinta?

Sí, son distintas. Las de la semana vienen todos los días para gastar a diario y la de fin de semana compran para congelar. Pero los dos grupos son igual de importantes y dan los mismos beneficios.


¿Vosotros tenéis hijos que quieran seguir con este negocio?

Yo espero que no. Queremos que estudien y se dediquen a otra cosa. No por nada, porque si nosotras viésemos que esto va bien, pues, adelante, pero ya ves como está. Cuando empezamos esto era un no parar y ahora..., hemos visto como se ha venido abajo, cada vez va todo a menos. Esto ya no tiene nada que ver con la Plaza Vieja de antes.


¿Y los clientes son diferentes los de antes y los de ahora? ¿Compran hoy en día los hombres, por ejemplo?

Totalmente diferentes. Cada vez compran más los hombres, entre semana y en fin de semana. Y la clientela de hoy es muy exigente, hay que limpiarle el pescado y algunos te lo piden, bueno, con unas maneras que...


Sí, es como si os hicieran un favor por compraros pescado, ¿no?

Exactamente, eso parece a veces, la clientela se ha vuelto muy exigente. 


¿La calidad del pescado de La Plaza no es la misma que la de los supermercados?

Eso es lo que la gente no entiende, que el género que nosotras ofrecemos no tiene nada que ver con el de los supermercados. Ellos solo se fijan en el precio, no en la calidad. Nosotras tenemos por ejemplo, un calamar de Almería, una gamba roja de Almería, no de Garrucha, la de Almería, que saben diferente. 


Se acerca un señor al que reciben con una sonrisa, es uno de sus mejores clientes. Y nos pregunta: -¿Esto es para el Hola?


Les hago una foto de grupo. Llamo a Lidia, la hermana pequeña, que ha estado escuchando mientras trabajaba. Me dice que ella ratifica todo lo que han dicho sus hermanas, que no tiene nada que añadir. Conseguimos que Encarni se una a la imagen de Las niñas pescaderas, porque es una de ellas.


A pesar de la simpatía y profesionalidad de: las hijas de Juan Morato,  salgo del Mercado Central bastante tocada. Creo que, si nadie lo remedia, he hablado con la última generación de pescaderas. Hay dos cuestiones fundamentales: la gente joven no pisa el centro para comprar alimentos, porque no vive en él (seguramente por los precios inasequibles de los inmuebles)  y el pescado fresco, no digamos ya el de calidad, tampoco es que ocupe un lugar importante en su dieta diaria. El pescado del Mercado Central se ha etiquetado en la actualidad, quizá equivocadamente, como un producto de lujo para ciertas edades y bolsillos.


Y yo quiero pensar que la Plaza de Almería es un sitio fantástico para disfrutar, pero que necesita savia nueva. Serviría para celebrar cenas informales, originales, a buen precio y con una calidad fantástica, si lo coge alguna empresa joven, salida por ejemplo de la Escuela de Hostelería, que a su vez se asocien con el conservatorio de Música, y/o con la EMMA o con la Peña del Taranto,  para dar conciertos con alimento. Quizá también podría ser un cine los fines de semana. La acústica del edificio parece buena. 

Está claro que en esta nueva legislatura el Ayuntamiento deberá emplearse a fondo para dar salida y gestionar con ideas nuevas el uso de este gran equipamiento recién remodelado, pero herido de muerte en el alma. 


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