El almeriense Francisco Uceda se fue a vivir en 2001 a EEUU, donde ha trabajado como profesor para inmigrantes. Esa experiencia, unida a una “ideología cercana a la integración, a la inclusión”, se ha materializado en la serie fotográfica ‘Mojados’, que hasta el 25 de julio puede visitarse en MECA Mediterráneo Centro Artístico, en el marco de PhotoEspaña 2019.
Expone por primera en su tierra una selección de ‘Mojados’, serie que se ha podido ver en Nueva York, ¿qué se siente?
Sí, es la primera que se puede ver en Almería y es fantástico. Con anterioridad se expuso en el Center for Workers Education de la City University de Nueva York y, un año más tarde, en el Instituto Cervantes de esta misma ciudad. Próximamente irá a una galería del SoHo, en Manhattan, donde formará parte de una colectiva sobre inmigración.
En estas imágenes se mete de lleno en el tema de la migración. Usted mismo emigró a Nueva York en el año 2001, ¿cree que se nota en su proyecto?
Sí, aunque hay diferencias. Más que migrante, yo me siento expatriado, porque llegué en unas condiciones aptas y con trabajo. Mi experiencia no ha sido la del migrante que sufre la dureza de la experiencia. Pero sí es cierto que he trabajado con ellos en temas de alfabetización y conozco la problemática de cerca.
¿En qué ha trabajado con ellos?
He trabajado como profesor de Lengua, de Cine y de Arte. Actualmente doy clases como profesor de Educación en la Universidad Pública y tengo la cátedra en un instituto científico donde enseño Cine y Arte.
¿Y ese contacto tan directo ha afectado a su visión de la migración?
Siempre he tenido una ideología cercana a la inclusión, a la integración. Estados Unidos es una país construido a base de migrantes, es muy heterogéneo, y vivo en una ciudad multicultural. Pero sí, imagino que todas estas experiencias han tenido que afectarme.
¿Qué resorte se activa en usted para empezar a hacer estos retratos?
Tiene que ver con la candidatura del ahora presidente Trump. Fue el momento en el que empezó a gestarse esta serie que me rondaba la cabeza hacía tiempo.
¿Cómo interpelan al espectador los migrantes de sus fotografías?
Es una serie de retratos, todos sencillos y directos. Los migrantes salen de la oscuridad a la que las políticas antimigratorias tanto de Estados Unidos como de Europa los abocan. Son fotografías casi a tamaño natural, retratos de gente que mantiene la mirada al espectador.
¿Y qué transmiten sus miradas?
Yo creo que sobre todo dignidad. Pero cada uno mira al espectador como quiere. Amargura no creo que transmitan. Son retratos sinceros, por lo menos por parte del fotógrafo. Y hay una intención clara: lo que yo pretendía era visibilizar a los invisibles, a los desposeídos y, en este caso, aquí en Almería, lo vivimos de cerca tanto en El Ejido como en Níjar. No voy a decir que son el motor de nuestra economía, pero sí que trabajan bajo nuestro plástico y, sin embargo, lucen por su ausencia dentro de Almería.
Y ahora menos con la irrupción de Vox.
Irónico que en los municipios donde más inmigrantes hay, mejor resultado han sacado. En fin. (Suspira).
¿Qué diferencias encuentra entre el inmigrante que llega a Estados Unidos y el que lo hace a España o Europa?
El título de la serie es ‘Mojados’ porque alude a que en Estados Unidos se cruza un río, Río Grande, lo que aquí podría ser el Estrecho, el Mediterráneo.
Esa idea de ‘Mojados’, que en inglés es ‘wetback’, constituye un insulto racista con el que en los años 60-70 se referían a aquellos que cruzaban el río.
Aquí los retratos también están mojados, pero la idea es apropiarse del insulto para mostrar que si están así, es por el sudor y por las horas de trabajo que echan tanto en Estados Unidos como en Europa.
¿Qué le parece que Almería, a través de la galería MECA, sea este año sede de PhotoEspaña 2019?
Me parece genial. Ante todo estoy agradecido a la labor que están llevando a cabo Fernando Barrionuevo y Rosa Muñoz Bustamente. Son un faro de las artes aquí en Almería, a través de la labor que vienen ejerciendo durante los últimos treinta años, que es fantástica.
¿Usted emigró por obligación?
Todo partió de una beca de estudios, hice la carrera allí, pero decidí regresar porque eché raíces, familia.
¿Y piensa en volver algún día a su tierra?
Sí, Almería es tierra de retorno.
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