El regreso del tatuador de los famosos

Que le llamen continuamente el tatuador de los famosos es algo que no le pesa ni le molesta. Tampoco es un apodo que le enorgullezca sobremanera, simplemente es solo “una pincelada” de su vida y de su trabajo, “pero es algo que es verdad”. Rodrigo Gálvez está de regreso en su tierra y lo hace con Ink Bro, un rompedor estudio de tatuajes y una iniciativa revolucionaria con la que Gálvez pretende convertir Almería en una referencia dentro del mundo del tatuaje.

La misma referencia en la que se ha convertido este almeriense que ahora es conocido, y reconocido (tiene más de 47 premios), internacionalmente por sus tatuajes y por marcar con tinta la piel de personalidades del mundo del deporte y de la música tan mediáticas como Sergio Ramos, James Rodríguez, Alejandro Sanz, Miguel Poveda o Marc Anthony. 

Una relación con los grandes artistas y deportistas del momento que se puede disfrutar en vivo en el nuevo estudio de Ink Bro, donde las camisetas firmadas de Jesé, Keylor Navas o Luka Doncic comparten espacio con vinilos firmados por sus protagonistas, como Miguel Poveda o los Ketama. Incluso atesora uno original de Camarón de la Isla, que le regaló el sevillano Sergio Ramos. Más de 200 metros cuadrados en los que se recoge un completo estudio de tatuajes, una barbería, una zona de exposición y de ‘coworking’ e incluso un estudio para grabar sus vídeos que sube a YouTube.

El ascenso 

Pero la éxitosa situación actual por la que atraviesa Gálvez no es fruto de la suerte  -“siempre hay que tenerla, pero hay que ir a buscarla”, subraya- sino de más de 11 años de trabajo, los mismos que han pasado desde que la afición a tatuar, a crear y a dibujar se tornó en una profesión que le ha hecho viajar por medio mundo, vivir en Nueva York, montar su propio estudio de tatuajes en la ciudad suiza de Basilea -esta semana viaja hasta el país transalpino- y ser un referente en YouTube gracias a sus ilustrativos tutoriales con los que enseña a cientos de miles de personas de todo el mundo a tatuar. 

“Detrás de todo lo que se ve hay mucho trabajo. Y he querido que toda esta experiencia, todas las vivencias vengan a parar a Almería con este estudio de tatuajes. Es como una meta que he alcanzado, que no se va a quedar ahí ni mucho menos, pero que me enorgullece porque lo he podido hacer en Almería, que era mi principal empeño”. Y ahora es una realidad que ha cobrado vida en Cortijo Grande, en la capital almeriense, y en la que cuatro tatuadores, él incluido “por supuesto”, remarca, van a proyectar la ciudad de Almería a base de tinta.