Carmen Pinteño inaugura hoy ‘Indalecio’

La artista abre, en el Teatro Auditorio de Roquetas, una muestra casi desconocida en Almería

Detalle de una de las obras de Pinteño seleccionadas.
Detalle de una de las obras de Pinteño seleccionadas. La Voz
Marta Rodríguez
07:00 • 10 ene. 2020

“Indalecio’ es una muestra casi desconocida en Almería. Ha paseado por otras tierras andaluzas, pero aquí no las hemos disfrutado y recreado como merece. Esta exposición permite conocer la obra de Carmen Pinteño en un momento de madurez artística de la pintora, y disfrutar, con unidad conceptual y temática, de una selección de sus pasiones más trabajadas: nuestra tierra, nuestra gente, nuestra vida”.




De esta forma valora Carmen Rubio la importancia de ‘Indalecio, una historia del siglo XX’, la exposición sobre la artista Carmen Pinteño que ha comisariado y que se inaugura hoy viernes 10 de enero a las 19.30 horas en el Teatro Auditorio de Roquetas de Mar.




Tal y como afirma en el catálogo que acompaña a la muestra, la serie ‘Indalecio’ es un símbolo, el de nuestra historia. “Tiene unidad, y es al mismo tiempo una pequeña parte de toda la obra de Pinteño (…). Nos identificamos con este hombre, con su vida, sus elecciones y sus errores. Vemos en los paisajes de Carmen, nuestros pueblos. En la iluminación de estas obras, la luz de nuestra tierra”, sostiene.




La propia Pinteño se ha referido a su exposición, que podrá visitarse hasta marzo de martes a viernes de 11 a 13 horas y de 18 a 20 horas y los fines de semana cuando haya actuación. A su juicio, las ciudades de nuestro tiempo son nuestra civilización y, por tanto, como noso­tros mismos. “Estamos olvidando las señas de identidad. Creo que nuevamente la tierra se está volviendo plana, porque no hay caminos ni veredas, solo líneas rectas, que marcan la distancia más corta entre dos puntos. Vivimos en ciudades donde hay que correr muchísimo y, aún así, casi todo se nos escapa”, reflexiona.




Y sigue: “Rostros que aparecen y desaparecen, que siempre son los mismos, que nadie ve y que nadie tiene, por tanto, que olvidar. Rostros en los que no hay perdón ni misericordia. Las mismas expresiones, la misma prisa, la misma luz, el mismo horario, la misma velocidad, la misma moda y la misma corriente del arte. Dormir, comer, cumplir, pasar, no pensar y volver a repetir”.  




Para Indalecio y para Carmen Pinteño es un mundo demasiado igual: “Por eso ahí no he encontrado a ese hombre. Yo quiero, como él, ponerle nombre a las cosas pequeñas, al rincón perdido de la playa, a la roca que quedó atrapada en un recodo de la rambla, a los rastrojos que florecen de tarde en tarde en las ladeas de un riachuelo sin agua y a las cuevas donde, un día, otro Indalecio escribió algo y que ahora se llaman ‘Cuevas de los letreros”.





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