En cuestión de cuatro días Almería va a ver cómo echan el cierre dos emblemáticos establecimientos que habían logrado convertirse en esta década en algo más que negocios. Dos locales con personalidad propia que además de dinamizar la vida comercial del centro generaban cultura y servían de punto de encuentro: la tienda Riot Cinema Shop, especializada en la venta de camisetas, tazas, carteles y otros artículos friquis, y Cyrano, una cafetería decorada con referencias al cine y las letras que complementaba su oferta gastronómica con música en vivo, proyecciones, exposiciones y presentaciones de libros.
Separadas por 200 metros, ambos negocios han comunicado esta semana a través de las redes sociales que bajan la persiana: Cyrano, en la calle Méndez Núñez, lo hará este sábado 11 de enero y Riot, en la calle Zaragoza, el miércoles 15.
Un café con identidad
Con una preciosa fotografía a gran tamaño de ‘El doctor Frankenstein’ -la imagen que muestra el encuentro entre el monstruo Boris Karloff y la niña Marilyn Harris- recibiendo al visitante, Cyrano abrió sus puertas en marzo de 2014. Tras este nombre, el director de cine David del Águila y la periodista María del Mar Alonso, un matrimonio que quiso trasladar al público sus inquietudes. Y vaya si lo ha hecho.
No será lo mismo sin ellos
Detrás de café Cyrano están el cineasta David del Águila (autor de premiados cortos como ‘La llamada’ y ‘Jacobo’) y la periodista Mar Alonso (que trabajó en prensa local y comunicación institucional), dos personas comprometidas con el arte y con su tierra que apostaron por fundar Cyrano. Un establecimiento diferente e inspirador de esos en los que no es fácil coger mesa. Un foco de la cultura y también del buen comer y beber que no entendía de edades.
Aparte de una biblioteca abierta a los sedientos de lectura, creada en parte por donaciones de particulares, el local se ha caracterizado este tiempo por tener una intensa vida cultural: de acoger actividades del Festival Internacional de Cine y las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro, a los conciertos de jazz, los encuentros para practicar idiomas, las catas de vino y hasta un club para leer. También había un rincón especialmente pensado para familias con niños pequeños.
Los dueños de Cyrano no han entrado en los motivos tras el cierre más allá de la necesidad de tomarse un “descanso” después de gestionar “este pequeño monstruo”. Se trata de cerrar una etapa de la que confiesan sentirse “muy orgullosos”.
Según su relato, en las próximas semanas el establecimiento albergará un nuevo proyecto de hostelería y Cyrano continuará, pero en su sede de la Plaza del Mar de El Toyo a partir de abril, con la llegada del buen tiempo.
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